
El joven verinense Daniel Rodríguez acaba de inaugurar su nuevo estudio en la villa
09 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Daniel Rodríguez tiene 25 años recién cumplidos y ya lleva más de dos siendo autónomo. Este tatuador de Verín abrió su propio estudio en junio del 2021. «Lo monté en la planta de arriba del local donde mi madre tiene su peluquería», recuerda. Está en las Galerías San Miguel, en el centro de la villa. Ahora acaba de mudarse al local de al lado para ampliar y mejorar el espacio. «La verdad es que no he parado de crecer. Cada vez hay más trabajo y para mí era una ilusión hacer este cambio», admite. Estrena estudio, un negocio en el también hacen pírsines y ofertan el servicio de láser para borrar tatuajes.
Daniel descubrió su vocación a través del arte. «Mi padre tiene el don de saber dibujar así que me lo inculcó desde niño. Me llamaba mucho la atención y me gustaba sentarme a pintar. Nunca he sido de jugar al fútbol o de practicar deporte», cuenta. Su familia le apuntó a clases y no se perdió ni una hasta que cumplió los 16, que empezó a trabajar. «Estuve cinco años en la fábrica de Inditex y luego me metí en un ciclo de administración. De hecho iba a dedicarme a eso, hasta que un día me di cuenta de que estaba haciendo algo que no me gustaba, cuando realmente sabía lo que quería ser», afirma. Entonces se apuntó a una academia y empezó a estudiar historia del tatuaje, trazado, estilos y un puñado de especialidades más relacionadas con la disciplina artística que le gustaba. Tras dos años formándose dio vida a Daniel Rodríguez Tattoo.
«Siempre he querido tener mi seña de identidad. Me encantan las formas geométricas y la línea fina pero hago de todo, aunque nunca repito el mismo tatuaje porque considero que es una forma de arte y que si lo copio perdería su valor», explica. «Para que un tatuaje llame la atención no tiene por qué cubrirte el brazo entero. Me gustan muchísimo los diseños sencillos y, sobre todo, que representen a la persona que los lleva», añade.
Daniel es un apasionado de lo que hace y por eso le dedica la mayor parte de su día. Da citas desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde y tiene la agenda casi llena. «Para mí no es estrictamente un trabajo, si no que es lo que me gusta y sé hacer», afirma.
«Los clientes dicen que transmito mucha tranquilidad y confianza», amplía. La mayoría de sus usuarios son del municipio, pero cada vez recibe más visitas de fuera: desde A Gudiña, Viana, Xinzo, O Barco, Allariz o Chaves. «Cuando abrí hubo quién no creía en mi negocio porque decía que iba dirigido a gente joven y yo les contestaba que aquí había mucha, pero que no nos cuidaban. Hasta que abrí esos vecinos se iban a Ourense», recuerda.
Lo que más tatúa son cigarrones. «Es, sin duda, el diseño estrella. Para nosotros, los de Verín, el entroido es un sentimiento y queremos llevarlo en nosotros siempre. He tenido días de tatuar 4 o 5 cigarrones», dice. Él mismo lleva uno en su antebrazo. «Me preguntan mucho si soy yo, pero no. Nunca he podido vestirme porque tengo problemas de espalda, sin embargo aquí va conmigo», termina.