Recuerdo a Milucho entrando en el «Molino Rojo» de Verín, una discoteca sofisticada y en la vanguardia musical. Era una tarde de finales de los setenta o principios de los ochenta. Yo empezaba a poner discos y Milucho me enseñó a subir los agudos o los bajos, a cambiar de un plato para otro y a enlazar las canciones sincrónicamente. Los discos eran mi pasión. Aquel día llegó con un LP color verde claro, doble, su título: The secret lif of plants. El autor era Stevie Wonder. Yo, con poco más de dieciséis años, cerré los ojos y pensé que la felicidad era un lugar habitable. Con calma. Sin ansiedad. Dejando pasar los sonidos y las horas tranquilamente. Hoy, a muchos años de entonces, creo que el reposo es el último objetivo del futuro. La sociedad, la gente, camina apresurada hacia ninguna parte. O eso me parece.
Hemos entrado en una espiral electoral insidiosa. O mejor, célere y perturbadora. La pasada semana he escuchado a Gómez Besteiro declarando que su puesto era un «encargo maravilloso». Se refería al desempeño de la delegación del Gobierno en Galicia. Delegado, pues, de Pedro Sánchez. Los periodistas, que son profesionales y preguntan lo que tienen que preguntar, insistieron en que les contase si lo suyo es una carrera hacia la Xunta o no lo es. Él dijo que ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Es decir, que sin decirlo, los periodistas supusieron que Besteiro sería el candidato del PSdeG a la Xunta de Galicia en el 2024. Lo han exonerado de todos sus cargos, como al rey emérito que nos visitará estos días, y tiene todo el derecho a ambicionar la presidencia de la Xunta. No será fácil. Dependerá del escenario. Es dual. Si Sánchez vuelve a habitar la Moncloa, vía libre. Pero si el presidente de España es Núñez Feijoo, Besteiro conocerá en realidad a su enemigo. No será el Partido Popular, sino su propio partido. Mucho me temo que de haber primarias, como aseguró Besteiro, él no será el único candidato. El socialismo gallego está constantemente en combate, controversia y disensión. Entre líos. Unos se disputan a los otros el poder con tanto ímpetu, que en realidad, como dije, parece que ellos mismos son sus propios adversarios. En todo caso, sea quien sea el candidato socialista, lo tendrá difícil para adelantar al BNG de Ana Pontón. Hace tiempo que el porte aparentemente inmaculado de su formación va en aumento. Tendrán unas buenas municipales y el ejemplo de varias de sus alcaldías, provechosas en la gestión, acompañará a Pontón hasta que Rueda convoque elecciones. Eso si dejan de practicar el exabrupto ideológico: sus aliados (de Bildu a Esquerra) no son del agrado de los gallegos.
Por lo tanto, y para concluir, digo que se oyen demasiado los trombones y trompetas de la campaña electoral. Por doquier aparecen y desaparecen lemas o consignas. Todo demasiado deprisa. Quizá por ello, volveré a escuchar La vida secreta de las plantas. Serenamente.