«El cierre que nos autoimpusimos en la hostelería de Verín ya daba resultados»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

VERÍN

Protesta de la hosteleria en Xinzo ante las medidas restrictivas adoptadas por la Xunta para hacer frente al covid-19
Protesta de la hosteleria en Xinzo ante las medidas restrictivas adoptadas por la Xunta para hacer frente al covid-19 Santi M. Amil

En Xinzo, el sector sale a la calle ante el inminente cierre por un mes. En la ciudad, crece la desesperación: "No somos culpables, somos víctimas"

06 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A la hostelería de una decena de municipios de Ourense le espera un mes de persianas bajadas. La decisión ha cogido con el pie cambiado a los hosteleros de Verín. La alta incidencia que el virus estaba teniendo en el municipio llevó hace tres semanas al Concello y a los empresarios a llegar a un acuerdo para bajar de forma mayoritaria y voluntaria la persiana de los negocios, a la espera de que la curva de casos comenzara a bajar, durante un período de veinte días. Y lo estaban consiguiendo. Del tope registrado el 27 de octubre (92 infectados) se había reducido la cifra hasta los 62 de este jueves.

En este escenario, la decisión de la Xunta ha sentado como un jarro de agua fría en el sector. Francisco Pérez, presidente de la asociación de hostelería de Verín, resume: «Nos sorprende que nos manden cerrar, porque ahora empezábamos a ver el fruto de las restricciones que nos autoimpusimos. El ánimo de la gente está muy tocado».

El presidente de los hosteleros verinenses considera, en todo caso, que la decisión tomada hace tres semanas puede servirles para que la curva baje ahora a un mayor ritmo que en otros puntos de Galicia. «Personalmente, creo que esas tres semanas nos van a ayudar. La curva es un poco mala de doblegar, pero ahora lo estamos consiguiendo. Lo que tenemos claro es que los contagios en Verín no están en los locales, porque aquí no hay aglomeraciones y la gente podría seguir yendo a los restaurantes o bares sin problema con un aforo limitado. ¡Ojalá llenásemos el 30 % del aforo que es lo que limitan a otros negocios!», señala.

En el caso de su local, un hospedaje, Francisco Pérez, asegura que no tiene nada claro qué es lo que tiene que hacer y se pregunta: «Qué le digo yo a los comerciantes o a los trabajadores de las obras del AVE que se hospedan por trabajo. ¿Les mando a comer a otro ayuntamiento?».

A la espera de que se concreten las ayudas anunciadas por la Xunta, el presidente de los hosteleros de Verín lamenta que «te sueltan la bofetada por la televisión y no sabes ni cómo reaccionar. A quién preguntan, con quién hablan para tomar esas medidas. Mi restaurante es un sitio seguro porque las aglomeraciones ya son cosas del pasado. Alguien tendrá que ayudarnos a amortiguar la caída, porque las facturas y los recibos siguen cayendo mientras estamos cerrados».

Aunque reconoce que muchos negocios de la villa se acogerán a la posibilidad de servir comida para llevar o a domicilio, el hostelero verinense explica: «Aquí la mayoría ya tienen implantado ese sistema y hay una empresa local que facilita el transporte, pero eso no es suficiente para mantener un negocio».

Protesta en Xinzo

Con una concentración de un centenar de personas en el pleno corazón de la villa. Así mostraron los hosteleros de Xinzo de Limia su malestar por las restricciones que les llevarán a estar un mes cerrados a cal y canto, sin más servicio que el de atender a domicilio o pedidos para llevar. Se trata de uno de los municipios que hasta ahora se había librado en la provincia de Ourense de medidas. «Este sector erguese como o máis numeroso da vila e sustento da maioría da poboación, abranguendo a case un 40 % dos veciños, directa ou indirectamente», explican.

Desesperación en Ourense

A la espera de que el viernes llegue el momento de bajar de manera definitiva la persiana, el desánimo crece entre los hosteleros de la ciudad. Desde la Asociación de Hostalería e Restauración Ourensá aseguran que no descartan movilizaciones «más severas», que la realizada este pasado miércoles con motivo de la llegada de La Vuelta a Ourense. «Estamos arruinados. Estamos agonizando y nos sentimos olvidados. Lo estamos pasando muy mal. Nos afecta a la salud. Necesitamos ayudas. Nos dejan morir solos. La hostelería ourensana no tiene la culpa. Nos presionan, nos ahogan y no les importamos. Este sector no es el virus y no somos culpables, somos víctimas», explican desde el colectivo.