Moncho Boo, ex jugador del Verín de los años setenta, nunca dejó de ser socio del club de fútbol
30 jul 2020 . Actualizado a las 18:46 h.Te has ido de puntillas. Sin avisar. Yo me enteré a muchos kilómetros de casa y no tenía un ordenador a mano para escribirte estas letras que llegan con retraso. Me perdonarás. Porque la gente como tú, tan bondadosa, sabe que perdonar es mejor que cualquier condena. Todos te querían. En este Verín que cada vez ya tiene a menos gente a quien querer. Os estáis yendo de la mano y dejándonos tan solos que hasta dan ganas de protestar, y protesto. Los hombres como tú tenían que quedarse para siempre. Hacer una manifestación contra la muerte y que ya nadie se muriese más. Te recordaré vertical, con tu bigote, y paseando. Nos encontrábamos y vuelta a hablar de lo mismo: tu Madrid y el mío no. Tan amable, cortés y generoso. Tan de Verín, que sigue ardiendo: de pena. Me duele saber que no te encontraré por las calles, manos atrás, pensando en todos los futuros. Le diré a Miguel Chita que me lleve hasta A Granxa, que existe aún en nuestros sueños, donde el primer Verín nos hizo tan felices. Él se pondrá en la portería y tú lo engañarás de penalti por la escuadra. Gritaré gol y se me caerá al suelo un libro. Aparecerán Meno, Gerar y algún otro. Levantaremos cabeza y gritaremos que Verín, y al Verín, lo habéis hecho vosotros. Había que prohibir la muerte, Moncho Boo. Maldita sea.