El cierre del paritorio fue una decisión de gestión sanitaria apoyada en informes técnicos profesionales. La reapertura es una decisión política, no basada en ese tipo de criterios, sino en cálculos electorales.
A partir de ello, surgen varias preguntas: ¿va a ser similar la respuesta a la infinitud de demandas de asistencia pediátrica o de otro tipo a lo largo de toda la geografía ourensana y gallega? ¿Van a ser la mayor o menor contestación popular, la presión política interna y externa... los criterios que regirán las decisiones de gestión de los limitados recursos humanos de los que disponemos en la sanidad gallega?
En todo caso, ha sido penoso todo el período entre la decisión de cierre y la de reapertura. Se ha presionado y difamado de forma injustificable a los profesionales (sobre todo a los pediatras) que cumplían con la obligación asistencial que se les había encomendado. Un lamentable despropósito que esperamos nunca vuelva a suceder. Poco ha tardado nuestro presidente en desmentir sus palabras, poco caso nos ha hecho de nuevo a los médicos. Otros interlocutores han sido más influyentes que nosotros. Se avecinan años difíciles para la sanidad pública gallega y española. Ocultar la realidad a los ciudadanos y huir hacia adelante de forma cortoplacista, complica aún más las cosas. Son necesarios criterios sólidos y bien fundamentados para caminar en la buena dirección en gestión sanitaria. Sin injerencias electorales, que todo lo confunden.
Los Colegios de Médicos de Galicia así lo entendemos y hemos dado sobradas muestras de nuestro compromiso, independencia y lealtad con los ciudadanos y pacientes. Así seguiremos, aportando ideas y propuestas y huyendo de la crítica fácil.