Repensar la sanidad

Enrique Castellón
Enrique Castellón FIRMA INVITADA

VERÍN

24 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación creada por el cierre del paritorio de Verín es un caso puntual, pero ejemplifica perfectamente un problema más general: la inevitable tensión que se produce en el seno de los sistemas de salud al tratar de hacer compatibles dos objetivos no solo deseables, sino imperativos. De un lado, la accesibilidad, vinculada a la equidad. De otro, la calidad y su dimensión menos soslayable, la seguridad.

Pero, además, ha aportado dos elementos novedosos. En primer lugar, el papel jugado por las organizaciones médicas profesionales que, amparándose en amplios consensos técnicos y científicos, han establecido límites claros para garantizar la calidad y limitar el riesgo de los pacientes. En segundo lugar, la decisión de la Xunta. Hay que felicitarse por el hecho de que las autoridades hayan escuchado a los médicos. El Gobierno de la Xunta ha actuado correctamente y así se le debería reconocer. De alguna manera ha desactivado la clásica espiral de la insolvencia, que lleva a hacer más pero no mejor. Los objetivos políticos (en realidad, electorales) han creado una organización asistencial que sistemáticamente ha primado la accesibilidad geográfica por encima de los criterios más elementales de calidad. Esto no ha ocurrido solo en Galicia, pero quizá aquí se puedan establecer las bases de la solución.

Indudablemente, paliar la dificultad de acceso que tienen las personas que viven más alejadas de los núcleos poblacionales donde, por exigencias de calidad y seguridad, se concentran determinados servicios, es muy importante. Tanto como impedir que la renta pueda ser un factor limitante. Pero puesto que la seguridad del paciente no puede ser negociable, habrá que pensar en soluciones alternativas que no impliquen la presencia física de recursos sanitarios en cualquier punto del territorio.

Aquí viene muy a propósito una conocida afirmación de Einstein en el sentido de que hoy no pueden resolverse los problemas pensando de la misma manera que cuando se crearon. Hoy, más bien, la accesibilidad habría que repensarla en términos de infraestructuras de comunicación, medios de transporte incluyendo el sanitario urgente, ayudas a quienes deban desplazarse, y cualquier otra fórmula que reconvierta el gasto en infraestructuras y otros recursos asistenciales que no pueden garantizar la calidad en mecanismos de apoyo a quienes no disponen de esas dotaciones en su entorno inmediato.

La innovación en organización y procesos es fundamental. Sería absurdo que el sistema sanitario deje de ser sostenible por dar servicios de baja calidad. Cuando lo cierto es justamente lo contrario: los servicios de calidad son los que garantizan la sostenibilidad del sistema.