«Tuvimos que empeñarnos para echar a andar la denominación»

sindo martínez VERÍN / LA VOZ

VERÍN

Íñigo Rolán

Ramón Blanco, promotor de la DO, lamenta que en 30 años se perdieran 2.000 hectáreas de viñedos

09 jul 2018 . Actualizado a las 19:05 h.

La celebración de los primeros 25 años de la denominación de origen Monterrei sirvió para festejar la efeméride y también para echar la vista atrás. Un veterano viticultor de Mourazos (Verín), Ramón Blanco Nieves, fue uno de los promotores de la puesta en marcha de la denominación.

El relato es una auténtica odisea. «Costó muchísimo esfuerzo. Éramos un grupo de cuatro personas las que en 1992 impulsamos que la consellería reconociese la marca. Fue un proceso que se llevó con 20 años de retraso», relata Blanco, que asegura que ya entonces la Xunta argumentaba que hacia 1971 o 1972 ya se había vendido vino verinense con sello de calidad, en concreto la marca Atalaya de Recaredo Romero. «Tuvimos reuniones con el entonces conselleiro de Agricultura, Tomás Pérez Vidal, pero la marca de la denominación de origen se había dado de baja oficialmente; no existía. Costó mucho activarla de nuevo», relata el viticultor.

No fue solo trabajo de despacho, también tocó patear el terreno para conseguir sacar adelante el proyecto. «Fuimos con un Renault 5 con megafonía convocando por los pueblos a reuniones en los pabellones de Verín para que nos apoyaran para crear la D.O. Juntamos a 1.000 personas, una barbaridad», relata Blanco.

No fue fácil. Conseguido el consenso, faltaba el dinero. «Tuvimos que empeñarnos entre 6 personas para que la D.O. echase a andar», sentencia. Y lo detalla: «Pedimos seis millones, a uno por cabeza. La Diputación no nos dio dinero, pero sí el mobiliario para tener una mínima infraestructura en unas pequeñas oficinas». Comenzó con una única bodega, Ladairo, del finado José Luis Vilela. «Luego se fue creciendo y fue mejorando», destaca Blanco. A día de hoy son 26 las bodegas amparadas por el sello de calidad.

Sus palabras son refrendadas por otro bodeguero de la zona Aníbal Blanco, de Bodegas Tapias Mariñán. «La denominación es muy importante y en ella se basa el futuro de la comarca, debemos potenciarla y no permitir, por ejemplo, que se bloquee la concesión de nuevos derechos de viñedos como pasó este año».

Pérdida de superficie

Ramón Blanco lamenta algunas situaciones que se han dado. «Al consello regulador hay que apoyarlo, pero lo cierto es que una enorme cantidad de viñedos se perdió en este valle desde los años 80 o 90. En tiempos había unas 2.600 hectáreas y ahora en el consello no hay ni 600. La parcelación y la desidia de algunos provocaron que se perdiesen esos derechos de viñedos», resalta. Y eso que la zona es perfecta para el cultivo de la vid, añade. «Las condiciones del valle de Monterrei para hacer vino son excepcionales. Esta tierra fue el vivero de uva de la provincia hace décadas. Se llegaron a recoger decenas de millones de kilos en su momento», señala.

Ramón Blanco destaca, por último, que «el prestigio de la denominación ya está ahí, hay que potenciarlo e ir a más». Entiende que «la exportación es un sector clave para nosotros y debemos cuidarlo».