«Más del 40 % de los tumores pueden prevenirse cambiando el estilo de vida»

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

VERÍN

Nieves Alonso participa este miercoles en las Charlas Saludables para hablr de la prevención de patología oncológica

06 mar 2018 . Actualizado a las 16:10 h.

La sede de Afundación, en la avenida de Pontevedra, acogerá este miércoles una nueva edición del ciclo Charlas Saludables que organiza La Voz de Galicia en colaboración con los profesionales del área de gestión sanitaria integrada de Ourense, Verín y Valdeorras. La cita de esta semana tendrá como protagonista al cáncer desde dos puntos de vista: el de la prevención y el del tratamiento oncológico y las nuevas líneas de tratamiento de esta patología. De esta última faceta hablará el jefe de servicio de Oncología del CHUO, Jesús García Mata, mientras que la primera faceta será abordada por Nieves Alonso Docampo, médica de familia en el centro de salud de O Carballiño que centrará su ponencia en cómo se puede trabajar para minimizar el riego de padecer la enfermedad.

-¿Se puede prevenir un cáncer?

-Si adoptamos hábitos de vida saludables se puede llegar a prevenir buena parte de la patología. Más del 40 % de los tumores se previenen modificando los estilos de vida. Por eso en el primer nivel asistencial es fundamental que abarquemos esa función de concienciar a la sociedad de esta realidad y de la necesidad de modificar esos hábitos de vida que pueden llevar a la enfermedad. El tema de la influencia del estilo de vida vale tanto para el cáncer como para otras patologías cuyo desarrollo está vinculado a esos hábitos. En España hemos alcanzado una esperanza de vida muy alta, pero estamos cortos en calidad en esos muchos años que vivimos. Esa es la razón por la que desde el 2003 hay estrategias encaminadas a la promoción de la salud. Mi objetivo en esta charla es dar a conocer cuáles son los factores de riesgo que nos van a hacer enfermar, pero también recursos de hábitos de vida saludable.

-¿Cree que falta información?

-La información está en la calle. El público la tiene. La gente ya sabe que hay que dejar de fumar, que el alcohol debe evitarse o ser consumido con moderación, que debe mantenerse el peso controlado, que es sano hacer ejercicio, que el estrés perjudica la salud... Conocemos nuestros factores de riesgo, pero no los modificamos y mantenemos hábitos que conducen a la enfermedad. El caso es que el instinto de supervivencia debería de llevarnos a todos a optar por lo mejor.

-¿Donde cree entonces que está el fallo?

-Puede haber varias causas. A veces se diseñan estrategias que se pierden por el camino y no llegan al usuario final. Otras veces nosotros mismos, los profesionales, no somos capaces de transmitir el mensaje con suficiente elocuencia o contundencia o no disponemos del tiempo y la tranquilidad suficiente durante la consulta para hablar con calma con el paciente. Porque la promoción de la salud requiere tiempo, sentarte y explorar su experiencia, sus creencias y sus motivaciones. Y luego está el propio convencimiento del paciente, que es el principal escollo.

-¿Por qué?

-Porque ahí también influyen muchas otras cosas; desde la relación de confianza que tengas con tu médico, al momento personal que estés pasando y lo receptivo que estés. A alguien que fuma desde los 14 años y solo tiene un poco de tos por la mañana, pero aún tiene un estado de salud aceptable, le puede costar más ver esa realidad que a alguien que, por ejemplo, tiene un familiar al que le han diagnosticado recientemente un tumor o un amigo que ha fallecido. Y luego hay que tener en cuenta que todo cambio cuesta y es imposible si el ciudadano no toma conciencia de que tiene que decidir cambiar. Por mucho que te lo diga el médico, la enfermera o cualquier otro profesional tanto de primaria como de especializada, no sirve de nada.

-¿Nos cuesta mucho dar el paso de cambiar esos hábitos o el problema es que nos cansamos pronto y abandonamos?

-Con los años todos nos vamos haciendo cómodos. Eso forma parte de la psicología evolutiva. Uno tiende a la comodidad, a no complicarse la vida, a ir a lo que cuesta menos esfuerzo; y cambiar es un esfuerzo, pero inicial. Si das el paso y mantienes el hábito, seguir haciendo las cosas bien después es más fácil. Pero hay que asentar esa decisión cada mañana. Igual que decides lo que te vas a poner y a quién vas a ver cada día ¿por qué planificas ir a comprar el tabaco al estanco, o por qué decides tomar un refresco con un montón de azúcar si sabes que tu padre es diabético; o por qué no dejamos un espacio para hacer ejercicio físico? Yo creo que posiblemente es porque no hemos sido educados en esos hábitos. Por eso es tan importante la educación para la salud.