Bienvenida a otra generación de cigarrones

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

VERÍN

Santi M. Amil

Ocho niños recibieron ayer en Verín el bautismo que los incorpora a una tradición ancestral

11 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucha ilusión, algunos nervios y sobre todo caras expectantes y un tanto sorprendidas por la atención de una multitud concentrada sobre ellos. Así vivieron ayer ocho pequeños de Verín su bautismo oficial como cigarrones. La cita, que cada vez atrae a más curiosos a la villa del Támega, tuvo dos escenarios: el primero en la praza da Mercé, donde se completa el ritual de la vestimenta con los elementos tradicionales de este personaje ancestral vinculado al entroido verinense; y la praza do Cigarrón, donde se rinde homenaje, al pie de la estatua que los representa, a todos los que han vestido con orgullo la indumentaria.

Y orgullo era lo que traslucían, precisamente, las caras de los padres, abuelos y tíos y otros familiares en grado diverso de cada uno de los ocho pequeños protagonistas que no quisieron perderse tan solemne jornada. Para algunas de esas familias, era el estreno absoluto con esa tradición; como para la de Lucas Santana Atanes, que con sus 4 años, es el primero en vestir el traje; o la de Noa Fernández Pazos, de la misma edad. Otros, como Iago Sobrino Díaz, sigue la estela que inició ya su abuelo, Javier Sobrino, hace más de dos décadas. Hoy tiene 9 años, pero según contaba su madre, Iago ya vistió el traje con tan solo 24 meses. Él, y otros como Gabriel Seijas Díaz, de 6 años, Lara Álvarez Alonso, de 9, o Anxo Vidueira Rodríguez, de 8, ya demostraban una notable pericia a la hora de hacer girar el látigo posando para las fotos. Alguno incluso se animó a hacer más de una carrera por los alrededores, sin duda contagiado por la visión y la energía de los veteranos. Afortunadamente las nubes amenazantes no llegaron a estropear la ceremonia y por lo tanto nada impidió el lucimiento de los cigarrones adultos que tras el bautismo de los nuevos miembros se dispersaron en grupos por las calles de la localidad. Los costosos trajes deben preservarse porque el agua puede llegar a deteriorar muchos de sus complementos.

Pero no fue el caso. Los grupos de cigarrones se lucieron con ganas haciendo sonar sus chocas y agitando la tira de badana, provocando que los grupos de gente que ocupaban las calles se abrieran a su paso como por arte de magia, dejando un pasillo que volvía a cerrarse casi de inmediato.

Y es que el cigarrón es el jefe absoluto de las calles durante el entroido de Verín y hoy volverá a notarse durante el desfile previsto para el mediodía. Los bautizados ayer acaban de entrar en esta singular hermandad para convertirse en su relevo.