Pero además de las cuestiones técnicas y de los resultados obtenidos, las especialistas hicieron hincapié en la necesidad de afrontar la problemática del suicidio más allá del ámbito de la sanidad para lograr erradicar las conductas autolíticas y la reincidencia una vez que se produce un primer intento. «El suicidio se puede prevenir y esa prevención nos concierne a todos, no sólo al sector de la salud, sino también al de la educación, al del empleo, al del bienestar social y a los medios de comunicación, entre otros», señalaron. Para el equipo de la unidad ourensana es imprescindible que toda la sociedad asuma esta realidad para luchar contra la estigmatización que acompaña a quien ha hecho un intento de estas características o incluso ha tenido un familiar fallecido de ese modo. «Las comunidades desempeña una labor crucial en la prevención del suicidio», insistieron.