El defensor propone siete años de prisión para el acusado de matar a su mujer en el CHUO

La Voz OURENSE / LA VOZ

VERÍN

MIGUEL VILLAR

No aprecia homicidio en el primer episodio al haber pedido ayuda y ve trastorno mental en la acción mortal

11 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aniceto Rodríguez, el presunto autor de la muerte de Isabel Fuentes durante la madrugada del 8 de mayo del 2015 en el CHUO, «no es consciente de haber atacado a» su mujer el 2 de abril anterior en su domicilio de Pazos, en Verín, ni tampoco «de haberle dado muerte» en la habitación del hospital donde se recuperaba de la agresión anterior. La defensa de este septuagenario, sin admitir expresamente los episodios por los que se le va a juzgar por dos presuntos delitos de asesinato, uno de ellos en grado de tentativa, estima que el primero tendría únicamente consideración penal de lesiones y no homicidio en grado de tentativa, puesto que el acusado evitó la consumación del delito dado que acudió a casa de unos vecinos para pedir ayuda médica destinada a Isabel. En cuanto a la agresión en el CHUO, el defensor de Aniceto invoca la atenuante de trastorno mental transitorio. Plantea, por ello, que las penas que le «podrían corresponder» son las de tres y cuatro años de prisión, respectivamente, por las lesiones y el homicidio.

Incapacitado

El letrado, sea como fuere, estima que el deterioro psíquico de Aniceto Rodríguez lo incapacita. Los efectos del ictus que sufrió con posterioridad a la presunta agresión mortal a Isabel son severos. Al amparo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, según dice el escrito de defensa, «sobrevenida la demencia posteriormente a la comisión del delito, se mandará archivar la causa, disponiéndose, además, respecto del procesado, las medidas de seguridad que el Código Penal prescribe para los que ejecutasen hechos delictivos en aquel estado».

Con un martillo en casa

La narración de hechos que plantea la defensa de Aniceto discurre abiertamente en contra de la tesis de la acusación, que parte de una agresión con un martillo mientras la mujer estaba adormilada viendo la televisión el 2 de abril del 2015.

Aniceto, dice, «se despertó sobresaltado por los gritos de su esposa», acudió desde el dormitorio hasta el salón, para auxiliarla salió en busca de unos vecinos y fue trasladada al CHUO, donde permaneció en observación hasta el día 29 de abril. Al mejorar, pasó entonces a la habitación 417, donde apareció muerta en la madrugada del 8 de mayo. Presentaba, dice la defensa, «signos evidentes de muerte violenta». En el suelo, a su lado, Aniceto también estaba herido, consecuencia de las lesiones que se infirió a sí mismo en aquella ocasión.

Fruto de aquella acción y derivado de las heridas, sufre un deterioro cognitivo severo en varios procesos, dice el defensor, como memoria, atención y funciones ejecutivas, alteración de lenguaje, incapacidad para nombrar objetos y perdida de fuerza en extremidades derechas.

39 años de cárcel

A falta de que la Audiencia concrete la fecha para la celebración del juicio, a Aniceto Rodríguez le espera una acusación por un delito de asesinato consumado y otro en grado de tentativa. El fiscal 39 años de cárcel. Considera que aparenta estar «más dañado de lo que realmente está» por el ictus sufrido en el hospital.

El propio letrado ve positivo que siga en Pereiro a la espera de juicio para evitar intentos de suicidio

La «vistilla» que se celebrará la semana que viene en la Audiencia Provincial permitirá al acusado, Aniceto Rodríguez, una fugaz salida de prisión. Esta vez no irá ni al juzgado de Verín ni a su casa de Pazos, como en las últimas ocasiones. Desde Pereiro será trasladado a Ourense para un acto que en ocasiones adquiere relevancia, en la que puede condicionar la permanencia o no de la situación de prisión preventiva. En este caso, sin embargo, el escenario es bien diferente. Jorge Temes, el abogado defensor de Aniceto, no se opondrá a que el acusado permanezca en prisión, como pedirá la fiscalía.

El defensor incluso ve positivo que siga en el centro penitenciario de Pereiro a la espera de la celebración del juicio, sobre todo porque, según explica, las posibilidades de que pueda intentar suicidarse de nuevo se ven muy reducidas al estar permanentemente acompañado por otro recluso, que le presta apoyo constante. El defensor de Aniceto Rodríguez subraya cómo ese preso está en todo momento con el acusado de la muerte de su esposa, incluso en los momentos en los que abogado y cliente tienen entrevistas en el interior de la cárcel. En ocasiones ha contribuido, al estar al lado del detenido, a facilitar la comunicación, que mejora por la proximidad diaria.