Coren reabrirá en octubre la planta de tratamiento de purines en Sarreaus

SARREAUS

MIGUEL VILLAR

El centro fue inaugurado en 2007 tras una inversión de 22 millones de euros y cerrado en 2014

28 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El centro tecnológico medioambiental de Coren, inaugurado en el 2007, tras una inversión de 22 millones de euros, que cerró sus puertas hace un lustro, volverá a abrir durante el mes de octubre. A pesar del absoluto mutismo de la empresa, que no quiso concretar una fecha de reactivación para la factoría de tratamiento de purines, existen fuentes que precisan que los trabajos de readaptación y puesta a punto de maquinarias y servicios están muy adelantados. La inversión necesaria para esta reactivación ha sido muy significativa.

No es una noticia menor para el sector ganadero limiano y gallego. Desde que echara el cierre, miles de kilos de purines de cientos de granjas ourensanas no han podido ser tratadas en la fábrica. Era una instalación de cogeneración alimentada con gas, que generaba energía eléctrica y térmica, empleada en el secado y tratamiento de purines. El centro tenía en el momento de su clausura una capacidad de procesado de 110.000 toneladas de residuos ganaderos anuales. El cambio normativo planteado por el gobierno de Mariano Rajoy para las energías renovables supuso que la cooperativa ourensana considerara que el mantenimiento de la instalación no era ya rentable. Todo cambió a raíz de una sentencia del Supremo y de un nuevo cambio legal que alteraron el panorama a finales del año pasado y que facilitaron esa inminente reapertura. En su día, la planta que llegó a entrar en concurso de acreedores acumuló una deuda cercana a los ocho millones de euros.

El tratamiento de purines es uno de los grandes problemas medioambientales de A Limia. Este año la Unión Europea activó un procedimiento sancionador contra el Estado Español, aún no resuelto, ante la evidencia de altos niveles de nitratos en varios acuíferos de diferentes puntos de España en algunos momentos puntuales de los últimos años. Entre esas estaciones de control de agua que revelaron resultados alarmantes en algunas jornadas concretas se encontraban algunas radicadas en la comarca antelana, según reconoció en su momento la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.

Los ganaderos se quejan de los altos costes que deben asumir tras el cierre de esta planta de Sarreaus. Niegan ser los responsables del alto nivel de degradación de las aguas del río Limia y del embalse de As Conchas. Los ecologistas, por su parte, insisten en la necesidad de tomar medidas más agresivas y cumplir las directrices europeas para evitar esta degradación medioambiental.