El traslado de purines acerca al cierre a 300 granjas en A Limia

SINDO MARTÍNEZ XINZO / LA VOZ

SARREAUS

La comarca genera 700 millones de kilos de residuos animales al año

23 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un año después del cierre de la única planta de tratamiento de purines de Galicia, radicada en Sarreaus, el problema del tratamiento de residuos de ganado en A Limia es más que sombrío.

La previsión de la asociación de empresarios ganaderos de A Limia, Adegal, es que, en pocos meses, la ruina sacuda a unas 300 granjas pequeñas y medianas de la comarca antelana, el 80 % de las existentes en la zona.

A Limia congrega la mayor concentración de estas granjas (porcinas, de vacuno, cunículas, avícolas y ovinas) de toda Galicia, con una explotación por cada dos kilómetros cuadrados.

La planta cerrada en el año 2014 trataba unos 110 millones de kilos de residuos orgánicos de animales cada año para su secado y posterior transformación en electricidad. La decisión del Gobierno de dejar de primar a este tipo de instalaciones abocó a su clausura. El problema desde entonces es que los pequeños y medianos ganaderos antelanos deben alquilar camiones para trasladar los purines a fincas arrendadas y habilitadas para depositar esos vertidos en municipios lejanos como A Cañiza o A Gudiña. El coste adicional para una explotación pequeña es inasumible, entre 40.000 y 50.000 euros anuales.

«Muchas explotaciones no van a poder aguantar esta situación mucho tiempo más. El cierre parece inminente porque muchas no dan más de sí», resume la presidenta de Adega, María Teresa Joga. El alcalde de Sarreaus, Gumersindo Lamas, lamenta que «este problema no se haya solucionado». Coren, que gestionaba la planta, declinó hacer comentarios sobre esta cuestión.

Los ecologistas de la Sociedade Galega de Historia Natural estiman que las degradación por el vertido masivo de purines no tratados ha ido a más en este año y que esos residuos por heces y orines de animales se elevan cada año a unos 700 millones de kilos en A Limia. Esto es, el equivalente a la mitad de los excrementos generados anualmente por toda la población gallega. Su presidente, Serafín González, matiza: «La planta no era tampoco la solución, sino parte del problema. Coren la construyó para beneficiarse de unas ayudas que luego se eliminaron».

Nueva normativa de excrementos

La Xunta tiene ya en fase de alegaciones una nueva normativa sobre uso, almacenamiento y gestión de purines agrícolas que entrará en vigor previsiblemente el próximo año. La principal novedad es que se prohibirá usar abono de estiércol en fincas situadas a menos de 50 metros de viviendas o zonas residenciales. Asimismo, también incluirá multas de entre 900 y 45.000 euros para vertidos o abandono intencionado de excrementos ganaderos. La norma pretende clarificar el uso de abono en parcelas proveniente de excrementos de animales. Los fétidos olores provocados por estos abonos orgánicos son recurrentes desde hace décadas en la comarca de A Limia, sobre todo en verano.