Florencio de Arboiro sueña con trasladar su Casa das Rodas de San Xoán de Rió a la capital en 2017
16 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Cuenta la historia de cada una de ellas. Porque si no tienen historia, no tienen magia, y no sirven. Si no vienen envueltas en un pasado propio, no están para A Casa das Rodas de Afiar. Porque el proyecto de Florencio de Arboiro (en el pueblo del mismo nombre, en San Xoán de Río) tiene alma e historia. Por eso de cada rueda puede contar su pasado. El que vivieron juntos -cómo la localizó y las negociaciones para la compra, a veces duras y de varios meses de duración- y también la que traía la pieza antes. Como la piedra que tirada por una mula o un burro viajaba por las calles de la capital afilando los cuchillos; o aquella otra que fue propiedad del abuelo y del padre de Bienvenida Pérez (aquella valenciana casada con un adinerado lord inglés que había salido a la palestra por su idilio con otro rico británico). Muchas historias de un pasado no tan lejano de parte de la provincia de Ourense «de Pereiro de Aguiar ata Trives», matiza el artista; que mantiene en la casa familiar de Arboiro pero que lucha por trasladar a un sitio más visible. «Ten que estar na cidade, nun sitio céntrico, nunha zona emblemática», reclama Florencio. Así lo ha recogido la Diputación. El presidente provincial, José Manuel Baltar, visitó ayer A Casa das Rodas para ver el fondo museístico que allí hay y que será trasladado al futuro museo do afiador que se abrirá el próximo año.
Dejarán de estar las ruedas de afilar en un pueblo «case abandonado, con moitos riscos como roubos ou incendios», señaló. Y añadió: «É un material que hai que conservar porque hai que conservar a nosa historia». Con eso concordó Baltar.