15 jun 2017 . Actualizado a las 07:54 h.

Tienen razón los empresarios del polígono de San Cibrao cuando se quejan. Ser un parque industrial en el que operan más de trescientas empresas y en el que trabajan ocho mil personas no ha sido suficiente en medio siglo de vida para que se les haya dotado de infraestructuras modernas que permitan a las compañías ser más ágiles en sus transportes, y seguramente más competitivas, y a los empleados disponer de alternativas para trasladarse a sus centros de trabajo.

No ha bastado cincuenta años, durante los cuales muchas localidades de la provincia se han visto transformadas por la llegada de las carreteras de alta capacidad. Tampoco han sido suficiente una década de demandas continuas por parte de la asociación. Hoy cualquier persona puede llegar desde Madrid a Celanova, por poner un ejemplo, por autovía, pero si quiere desplazarse al polígono de San Cibrao deberá transitar por carretera nacional durante un considerable tramo. Eso pese al detalle, al parecer poco importante a la hora de determinar las prioridades estratégicas en cuanto a las comunicaciones en una provincia, y de una comunidad autónoma, de que por la zona empresarial transitan a diario quince mil vehículos, de los que una parte importante son camiones. Tampoco el hecho de que trabajen allí, y en los otros dos polígonos empresariales cercanos, miles de personas que se ven obligadas en muchos casos a ir en su propio coche, porque la única línea de autobús es muy poco eficiente. Así que es lógico que los empresarios hayan decidido estar encima de los temas que les preocupan. Las instituciones llevan demasiado tiempo prometiendo cosas. Normal que no se fíen.