El fuego aborta una inversión de 240.000 euros en un monte de Riós

SINDO MARTÍNEZ VERÍN / LA VOZ

RIÓS

ÁLVARO VAQUERO

Comuneros de A Trepa iban a explotar 90 hectáreas con setas, miel y castañas

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las llamas de los pasados días 3 y 4 de este mes no solo calcinaron más de 1.300 hectáreas de monte en los concellos de Verín, Vilardevós y Riós. La desolación y la miseria dejadas por el fuego también traerán otras consecuencias a medio y largo plazo. Una de las más lamentables será el final de algunos proyectos de aprovechamiento y rehabilitación forestal. El más importante estaba ya a punto de concretarse en A Trepa-Valdeyeguas, en Riós.

La ambiciosa iniciativa planteada por la asociación de monte en mano común de ese pueblo, tenía un montante de 240.000 euros en los próximos ocho años. La propuesta se basaba en la rehabilitación integral de una masa forestal de casi un millón de metros cuadrados situada en un punto estratégico, a escasa distancia del trazado de la A-52 y la N-525. Los lugareños iban desbrozar y después adecentar la zona en los próximos meses por 64.000 euros. Ahora todo se ha ido al garete. Ochenta hectáreas en las que se iba a actuar solo acogen ahora toneladas de ceniza.

«Íbamos a plantar castaños, a promover el aprovechamiento de setas y la instalación de colmenas en el monte. Tenemos uno de los mejores solares forestales de Ourense, con luz y agua; muy bien situado. Las posibilidades de creación de riqueza eran muy grandes», lamentó el secretario de los comuneros, Julio Pousada. El proyecto técnico rector de la iniciativa, planificado desde hace cinco años, estimaba que solo la producción de setas podría suponer más de 400 kilos por hectárea. La posible creación de algún puesto de trabajo estaba también contemplada.

No quieren ayudas

«El proyecto ahora es inviable. No queremos ayudas. Lo que urgimos es una reunión con la conselleira y los alcaldes de la zona porque creemos que hubo mucha descoordinación en la extinción del fuego. Eso no se debe volver a repetir, ya que ahora todos pagamos las consecuencias», aseguró Pousada.

No es la única queja de los propietarios tras el fuego. «Tenemos un depósito de agua de un acceso muy complicado para las motobombas. Con el trabajo de una tarde de un par de máquinas, ese camino estaría en condiciones y eso hubiese agilizado mucho la extinción el día de las llamas», remarcó el presidente de la comunidad, Manuel Pousada. Y añadió: «También reclamamos varias veces la creación de una gran balsa de agua en ese punto para frenar las llamas. No se nos hizo caso. Nosotros teníamos desbrozado y bien cuidado el monte, pero no se pudo hacer nada», expuso Pousada.

Estos comuneros son reacios incluso a vender la madera quemada -había pinos plantados en ese lugar- como forma de protesta ante lo sucedido y de reivindicación de un cambio en la política forestal. «Ahora habrá una subasta a 9 euros la tonelada de madera calcinada. Eso no nos consuela nada», aseveró Julio Pousada.

Desmoralizados

El sentimiento de frustración colectivo de los comuneros lo resumió el responsable de la agrupación. «Hay que tirar para adelante, pero con estas cosas se desmoraliza cualquiera. Te dan ganas de dejarlo todo e irte a casa, pero seguiremos cuidando nuestro monte y viendo qué se puede hacer», sentenció.