Una decisión que llega un año tarde, pero justo antes del congreso provincial

m. a. OURENSE / LA VOZ

RIBADAVIA

13 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ignacio Gómez, que también es alcalde de Ribadavia, lleva tiempo distanciado de la dirección provincial del PSOE. Su carrera política nació bajo el paraguas del pachismo, pero él ha tomado su propio camino. Se opuso públicamente a la abstención de su partido en la investidura de Mariano Rajoy y se alineó con Pedro Sánchez en las primarias frente a Susana Díaz, que era apoyada por la cúpula del PSOE en la provincia, representada por el secretario general, Raúl Fernández, y la responsable de Organización, María Quintas.

Cuando Gómez fue relevado y un grupo de alcaldes y de miembros de la ejecutiva provincial se rebelaron contra esa decisión, al frente del partido había en Ferraz una gestora afín a Susana Díaz. En mayo, el mes en que Pedro Sánchez ganó las primarias, hubo el primer apercibimiento, pero la advertencia de sanciones por incumplir esas órdenes no llegó hasta ahora, quizás para no influir en la elección del nuevo secretario general del PSdeG.

El momento ha llegado y la decisión del Comité de Ética y Garantías del PSOE de Sánchez ha dado un tirón de orejas a la dirección ourensana que, si bien ya no puede influir en las primarias gallegas, sí puede hacerlo en la muy próxima elección del líder provincial del partido. Tras la celebración del congreso autonómico existe un plazo de 90 días para que tenga lugar el ourensano y la decisión de Ferraz puede tener consecuencias directas. La dirección provincial se ha visto desautorizada. Y, si cumple las órdenes de Madrid, la reposición de Gómez como portavoz en la Diputación se vota y este vuelve a su cargo, todavía más. Especialmente teniendo en cuenta que el ribadaviense suena como posible candidato a secretario general del PSOE ourensano.