Delfín Caseiro: «O galego era unha materia vista ao principio como unha carga»

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón OURENSE / LA VOZ

RAIRIZ DE VEIGA

Delfín Caseiro, en el Parque de San Lázaro.
Delfín Caseiro, en el Parque de San Lázaro. Santi M. Amil

Profesor y después inspector de Educación, su objetivo fue «prestixiar o idioma»

05 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En el año 1981 Delfín Caseiro Nogueiras fue uno de los cinco primeros catedráticos de instituto de Lingua e Literatura Galega. Para entonces ya trabajaba como profesor de la materia, pero aquellas primeras oposiciones marcaron un punto de inflexión para él y, en general, para la docencia en gallego.

Delfín Caseiro había nacido en la Aldea do Muíño, en Rairiz de Veiga, en el año 1954. Allí pasó su infancia viviendo en casa de sus abuelos mientras su padre, que era Guardia Civil, iba de destino en destino. Aquellos primeros años residiendo en el rural marcaron profundamente su personalidad y hoy en día se sigue definiendo como un «rapaz de aldea».

De ahí que la decisión de entrar como interno en el Seminario Menor, cuando tenía once años, supusiese un cambio «moi brusco» en su modo de vida. Recuerda que había «moitas carencias» y que era un sistema educativo «arcaico, impoñendo disciplina». Según dice, de los 50 compañeros que tenía, 45 se marcharon. «Non había vocacións», bromea Delfín Caseiro, que continuó sus estudios en el instituto Masculino (ahora IES Blanco Amor, donde acabaría dando clases).

«O profesorado estaba moi implicado, era moi correcto e moi accesible. E ademais foi unha descuberta do mundo porque, cando estabamos no Seminario, non se saía de aí durante todo o trimestre máis que para dar un paseo. Era para evitar calquera tentación do mundo exterior», comenta Caseiro, que continuó su recorrido vital formándose gracias a una beca en la Universidade de Santiago de Compostela, donde cursó Filología, y más tarde, compaginando tareas de docencia e investigación en Lille (Francia) y en Utrecht (Holanda).

En 1979, cuando empiezan a impartirse estudios de gallego, ve la oportunidad de regresar y solicita su contratación como profesor interino, empezando en el curso 80-81 en el instituto Otero Pedrayo de la capital ourensana. Poco tiempo más tarde, logró su plaza como funcionario en las primeras oposiciones que hubo en la materia, por lo que en los años siguientes participó en todos los tribunales de selección de los nuevos profesores de gallego.

Después de experimentar destinos en Trives y O Barco de Valdeorras, de donde conserva amistades y gratos recuerdos junto a su esposa, Delfín Caseiro regresó en 1989 a la capital ourensana, concretamente al instituto Blanco Amor, donde dio clases hasta el año 2005. En ese momento surgió una nueva oportunidad iniciática con las primeras oposiciones de la Xunta para inspectores de Educación. Las aprobó y se dedicó a esas tareas hasta su reciente jubilación. Él creía que su trabajo consistiría en coordinar las funciones de los profesores de gallego, pero tuvo que abordar los problemas del sistema educativo en todos sus niveles. «Era imposible de abarcar», dice.

Si tiene que elegir, Caseiro se queda con su etapa como docente. Cuando empezó, todo eran retos, sobre todo el de «prestixiar» el idioma. «O galego era unha materia vista ao principio como unha carga», cuenta el profesor, que cree que «esa fase inicial superouse e xa é vista como unha formación que ten o seu lugar no sistema educativo». Sin embargo, «non conseguimos que se levase á práctica», dice Delfín Caseiro, que remarca que cada vez más niños, incluso los de entornos más rurales, abandonan el gallego y se convierten en castellanohablantes al empezar el colegio.

Un «activista cultural» que nunca militó en partidos políticos

Delfín Caseiro nunca militó en partidos políticos y se define a sí mismo como un «activista cultural». Ha formado parte de incontables asociaciones. Estuvo de la Mesa pola Normalización Lingüística, es vocal de la Fundación Vicente Risco, preside el patronato del Museo da Limia, ha colaborado y colabora en numerosas publicaciones. En todas sus acciones su principal objetivo es, según dice, «dignificar a nosa expresión cultural».

En todo ello fue fundamental la influencia de su infancia en la Aldea do Muíño junto a sus abuelos. «Desde que eles me inculcaron ese amor á terra, á nosa forma de vida, ás costumes, á tradición, ao patrimonio, á paisaxe, á chuvia, entendo que non podía facer outra cousa máis que corresponder e seguir esa directriz. E nesa liña tratei de estar sempre e así vou seguir mentres o corpo aguante», dice Caseiro, que recientemente se ha convertido en abuelo, inaugurando para él una nueva e ilusionante etapa vital.

DNI

¿Quién es? Delfín Caseiro Nogueiras. Nació en 1954 en la Aldea do Muíño, en Rairiz de Veiga.

¿Qué hace? Docente jubilado. Fue profesor e inspector de Educación hasta su jubilación. Se define y se mantiene como «activista cultural». Es presidente del patronato del Museo da Limia.

Su rincón. El parque de San Lázaro. Para Delfín Caseiro, este lugar simboliza el recorrido vital que él y otros muchos hicieron de la aldea a la ciudad.