A Rúa de Petín

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

PETÍN

LOLITA VÁZQUEZ

08 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Puede que la única concentración municipal que se ha saldado sin daños sea un invento de la Renfe. En realidad, la reunificación es solo una conclusión mental sin trascendencia administrativa, pero una señal ferroviaria instalada en la línea que unía Palencia con A Coruña derivó en una confusión general con una vitalidad inasequible a la realidad y el paso del tiempo. El cartel A Rúa-Petín fue colocado cuando se trazó la línea para resolver de manera salomónica la ubicación equidistante de la estación entre A Rúa y Petín, dos municipios diferentes que para muchos son hoy A Rúa de Petín por culpa de un indicativo que designaría una sola entidad inexistente con un delicioso juego de subordinadas que los aborígenes soportan con paciencia inteligente. Es probable que en un proceso de unificación real esa aceptación serena derivase en una contienda bélica similar a la que las crónicas describen estos días en Don Benito y Villanueva de la Serena, plácidos y ejemplares a la hora de votar por convertirse en uno, pero fogosos en el momento de bautizar la nueva criatura, como si el nombre fuese más importante que la esencia, o como si el nombre fuese en realidad la esencia.

En este proceso de desbandada territorial de la España vacía, según el exitoso concepto descrito por Sergio del Molino, cualquier manual de eficiencia administrativa aconsejaría emprender procesos de reunificación que delinearan el territorio de una manera más eficiente. Pero las líneas que un día se trazaron tienen el poder identitario de las fronteras, esas convenciones humanas cuya disputa acaba resolviéndose a cañonazos. En Extremadura, los promotores de la fusión fueron cuidadosos hasta que llegó la hora de titular a la criatura y nombraron un comité de expertos que fracasó con estrépito. Podían haber recurrido a la Renfe.