Una discusión por un funeral acaba con el cura zarandeado y sin poder entrar en la iglesia

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

PETÍN

Santi M. Amil

Sucedió en la iglesia parrquial de Petín

09 oct 2018 . Actualizado a las 09:33 h.

Lo que estaba siendo una tarde tranquila de un sábado de octubre en el concello ourensano de Petín se tornó en pocos minutos en una tensa discusión entre dos familias y el cura de la localidad, que obligó a acudir hasta la Guardia Civil.

Faltaban pocos minutos para las siete de la tarde y ya estaba todo previsto para celebrar el cabo de año de un vecino de la localidad. La familia, algunos de ellos se habían desplazado hasta la localidad valdeorresa desde otros puntos de la provincia, esperaban el comienzo de la ceremonia. Mientras, otro grupo de personas, que viajaba desde Madrid con las cenizas de un familiar para ser enterrado en Petín, llegaba a la localidad. La sorpresa fue mayúscula para Lisardo Paradelo, el cura de Petín, que según explicaba ayer nunca le dijeron que los restos de este vecino llegarían Petín a esa hora. Ante la negativa del sacerdote de oficiar la misa, ya que tenía el compromiso con otra familia, comenzaron los insultos. Lisardo explica que llegaron a zarandearle y que le impidieron entrar en la iglesia, teniendo que acudir a la localidad la Guardia Civil para poder poner fin a la trifulca y apaciguar los ánimos de los familiares. Al final, ni aniversario ni funeral. Lisardo decidió aplazar las dos celebraciones sin, por lo menos en el día de ayer, realizar ninguna denuncia contra los agresores. En Petín no se hablaba de otra cosa y varias son los puntos de vista. Algunos apuntan a un despiste del sacerdote al anunciar una misa y otros afirman que los familiares madrileños del petinés se equivocaron. «Yo hablé con un familiar hace unos días y les dije que podríamos decir una oración por su alma durante la misa del cabo de año. Eso fue en lo que quedamos. Nunca me dijeron que vendrían con las cenizas», explicaba ayer el cura visiblemente afectado. Y añadió que incluso ofreció a las familias ponerse de acuerdo para cederse la celebración. «Yo les dije ‘‘¿cómo no me avisasteis?’’ Uno de los familiares, un chico joven, empezó a zarandearme y se pusieron delante de la puerta de la iglesia para no dejarme entrar. No me dejaron cumplir con mis funciones y avisé a la Guardia Civil. Yo conocía al fallecido y era una persona maravillosa. Me dio mucha pena todo lo que ocurrió», afirmaba el sacerdote, que ayer desconocía el destino final de las cenizas.

A la misma hora estaba apalabrada una misa de un cabo de año por otro vecino