En 1998 la provincia atraía a un elevado número de aves por sus características
25 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Los niños ya no vienen de París. Las cosas han cambiado a estas alturas del segundo milenio y ahora los niños gallegos vienen de Petín. Al menos eso hay que suponer, a juzgar por el número creciente de cigüeñas que han venido a instalar sus oficinas de reparto a las tierras del noreste de Ourense y del sur de Lugo. En el año 88 había una sola pareja en toda la provincia de Ourense; en el 90, veinte; cuatro años después, treinta y nueve, y el año pasado se contabilizaron sesenta y una parejas y 135 crías». Así, con algo de humor y romanticismo, La Voz se hacía eco, hace veinte años, del incremento de la población de cigüeñas en la provincia. Influían en él la política de protección de la Xunta, lo cortos que habían sido los últimos inviernos así como la abundancia de ranas y la proliferación de vertederos incontrolados, que le aseguraban la alimentación.
«El control de la cigüeña blanca, a través del anillado, la vigilancia y la cura de los ejemplares heridos es tarea de los centros de recuperación de la fauna, sobre todo el de O Rodicio, en Maceda. Concha Domínguez, cuidadora de este último centro, conoce todas las cigüeñas y todos los nidos desde A Limia hasta Trives, desde Valdeorras hasta A Rúa, desde O Ribeiro hasta cerca de la mismísima capital ourensana», relataba el periódico, haciendo balance.