La mujer condenada por asesinar a su hija de 4 años y tirarla a un contenedor sale de la cárcel dos décadas después del crimen
OURENSE CIUDAD

Ana María González Salgueiro fue sentenciada por la muerte de la pequeña Erika, ocurrida en O Carballiño en mayo del 2003. El padrastro, Luis Piñón Montoto, afronta una condena de prisión más larga por el terrible suceso
05 may 2025 . Actualizado a las 21:18 h.Dentro de dos semanas se cumplirán 22 años de un crimen terrible que conmovió a toda Galicia. En la madrugada del 15 de mayo del 2003 una niña de 4 años fue encontrada muerta dentro de un camión de basura que se disponía a dejar su carga en una planta de residuos. Se trataba de Erika, una pequeña que residía en O Carballiño, a la que se buscaba desde unas horas antes. Al filo de las nueve de la noche su madre y su padrastro se habían presentado en el cuartel de la Guardia Civil para denunciar la desaparición de la pequeña, pero pronto se sabría que lo que había pasado con la niña no había sido ningún rapto.
El padrastro, Luis Piñón Montoto, fue arrestado aquella misma madrugada y la madre, Ana María González Salgueiro, unas semanas después. En mayo del 2006 ambos fueron condenados por la muerte de la pequeña, que según quedó probado se produjo de una forma terrible. Estaba acostumbrada a las palizas y fue víctima de dos agresiones sexuales. Al hombre que tenía un relación sentimental con su madre lo condenó la Audiencia Provincial de Ourense a 34 años de cárcel por los delitos de asesinato, agresión sexual y maltrato habitual, y a su progenitora le impuso este mismo tribunal 36 años de privación de libertad, por los mismos cargos. Ambos recurrieron al Tribunal Supremo pero solo los argumentos de ella prosperaron. Quedó absuelta del delito sexual y su reproche penal se redujo a 20 años y veinte meses de prisión.
El próximo jueves, 8 de mayo, esa condena quedará cumplida y Ana María saldrá de la prisión después de haber pasado 7.900 días privada de libertad. Aunque en un primer momento se desvinculó del crimen e incluso tenía una coartada para la hora de la muerte de su hija, las sospechas de los investigadores se fueron focalizando en ella a medida que avanzaba el caso y en septiembre del 2003 fue detenida y encarcelada. Cuando se celebró el juicio, en enero del 2006, siguió proclamando su inocencia, mostrándose sonriente y aparentemente relajada en muchos momentos de la vista, pero el tribunal no se creyó su versión. Tampoco la de su expareja sentimental, que la había culpado a ella de las brutales agresiones que presentaba la pequeña.
La sentencia
Quedó probado que los acusados, que no se hablaron durante los cinco días del juicio en la Audiencia Provincial de Ourense, tuvieron un papel protagonista en aquel crimen. La sentencia dejó bien claro cuál fue el papel que jugó cada uno de los imputados en la terrible muerte de la niña. Así, quedó probado que Luis Piñón, apodado el lobo, era la persona que habitualmente infligía malos tratos, castigos y vejaciones a la pequeña y que además abusó sexualmente de ella en dos ocasiones, siendo la última la que le provocaría la muerte.
Por los mismos delitos, aunque en concepto de cooperación necesaria por conformidad, fue condenada la madre de la menor. El tribunal entendió que la progenitora fue en todo momento testigo de los duros castigos que su pareja profería a su hija, sin evitar nunca que estos continuaran y consintiéndolos y que supo de las dos agresiones sexuales, sin hacer nada para ayudar a la pequeña. «Los acusados se limitaron a tratar la herida con Betadine y agua con sal, lo que incrementaba el dolor de la menor», decía la resolución.
La magistrada vio probado que Ana María Salgueiro, que tenía 26 años cuando ocurrieron los hechos, era culpable del asesinato de su hija de 4, y la castigó a ella con la misma dureza que al padrastro, al equiparar la acción de él con la omisión de ella. En esto también tuvo que ver que ambos trataran de ocultar los hechos buscando una coartada y deshaciéndose del cuerpo, que Luis Piñón metió en una bolsa de basura y depositó luego en el contenedor situado al lado de su casa, en la calle Margarita Taboada de O Carballiño. Un vecino lo vio y se lo contó a la Guardia Civil, que localizó el camión de basura con el cadáver de Erika antes de que llegara a la planta de residuos de San Cibrao das Viñas.
El Tribunal Supremo corrió posteriormente esta sentencia, absolviendo a Ana María del delito de agresión sexual al no ver probado que hubiese estado presente cuando se produjeron los abusos a su hija. No hubo clemencia para el padrastro. A Piñón Montoto, que tenía 24, cuando asesinó a su hijastra, le quedan más de diez años de prisión por delante. Ella ha saldado sus cuentas con la justicia.