El pintor que quiere acercar el arte a todos los públicos: «Lo ideal es que cualquier persona fuera a uno o dos talleres y luego introdujera esa rutina en su vida diaria»

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE

OURENSE CIUDAD

El artista plástico Manuel Penín durante el taller que organizó el pasado fin de semana en el Liceo de Ourense
El artista plástico Manuel Penín durante el taller que organizó el pasado fin de semana en el Liceo de Ourense Santi M. Amil

El artista plástico Manuel Penín lleva ocho años compaginando su labor creativa con acciones para que niños y mayores conozcan los beneficios de crear sus propias obras

15 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Penín nació en Barcelona en 1972 pero sus orígenes están en Ourense. Ha residido en distintas ciudades del mundo, en las que ha pasado temporadas ampliando su formación, y asegura que lo de la pintura lo tuvo siempre claro, desde muy niño. «Intenté escaparme, pero no pude», admite entre risas el artista, que también trabaja las disciplinas de escultura y dibujo. Conocido por sus retratos de una línea y con obras repartidas por varias provincias, en los últimos ocho años ha compaginado su trabajo como creador con una labor didáctica con la que busca trasladar los valores del arte a todos los públicos.

Son muchos los niños ourensanos que han tenido su primer contacto con la pintura en los talleres que ha realizado el artista, el último este fin de semana en el Liceo de la ciudad de As Burgas, pero los nuevos proyectos no faltan nunca en su cabeza. «En el Museo do Mar de Vigo he hecho cursos para adultos con un enfoque diferente, un poco relacionado con la meditación zen. Esto significa focalizar la atención en un punto, que en este caso es la pintura, y trabajar de una forma intuitiva, dejándose llevar», cuenta, asegurando que los resultados de esas iniciativas, que ahora quiere traer a Ourense, han sido muy buenos. Son propuestas, asegura, que ayudan a reducir el estrés y a hacer una parada mental, cuenta el artista, que también piensa en poner en marcha clases de inclusión intergeneracional, con abuelos y nietos frente a una misma mesa de trabajo. «Lo que pretendo que es que la gente participe, pero como hacedores, que es algo que se hace mucho en algunos países europeos, pero no tanto en España; es otra manera de vivir el arte», cuenta Penín, que asegura que este tipo de acciones generan un público más entendido, sensible y receptivo. «Lo que yo intento es ir plantando semillas, tratando de introducir la pintura en la vida de la gente», describe.

«Lo ideal es que cualquier persona fuera a uno o dos talleres y luego introdujera esa rutina en su vida diaria», afirma. En los talleres para niños admite que él mismo aprende cosas nuevas que le sirven en su día a día, destacando que le da mucha importancia a dejar que las cosas fluyan y favorecer que los jóvenes artistas aprendan a improvisar. «Hago grupos reducidos, de un máximo de ocho, para que cada alumno trabaje de forma individual; los trato como creadores y no los juzgo, sino que los acompaño, potenciando que estén atentos, que sean intuitivos. Les digo que no soy un profesor, sino un pintor que les enseña trucos para que hagan sus obras de arte», explica. De esta forma los talleres se convierten en espacios de libertad en los que los participantes pueden ser ellos mismos, sin estar sujetos a las normas diarias. «Es una libertad creativa, una experimentación en la que ellos van viendo si lo que hacen tiene o no sentido. Y suelen salir cosas muy bonitas porque a veces algo que parece una equivocación, es un éxito», afirma. En breve seguirá con estas interesantes acciones sin dejar de lado otros proyectos profesionales.