Arranca el juicio por el crimen de Leticia Sanabria: la sospechosa dice que es inocente y las acusaciones sostienen que mató a la víctima por envidia y dinero
OURENSE CIUDAD

La hermana de la joven paraguaya declara durante la vista en Ourense que siempre sospechó de su compañera de piso: «Cuando estaba la Guardia Civil lloraba y cuando se marchaban se reía»
24 mar 2025 . Actualizado a las 18:28 h.En manos de siete mujeres y dos hombres, constituidos como tribunal del jurado, está decidir sobre la culpabilidad o inocencia de una investigada que desde este lunes se sienta en el banquillo de acusados de la Audiencia Provincial de Ourense. Se sospecha que Fátima A. asfixió hasta la muerte a su compañera de piso en la madrugada del 10 de septiembre del 2021, en el municipio de O Barco. De probarse ese cruel comportamiento, la sospechosa podría ser condenada a penas que van desde los doce años que reclama la Fiscalía provincial a los veinte que pide la acusación particular.
Quedan por delante cuatro días intensos, en los que declararán ante el tribunal decenas de testigos, peritos y agentes de la Guardia Civil, pero la acusada ya anunció desde el minuto uno su intención de defenderse de los cargos que se le atribuyen. Aunque su abogado pidió que declarase al terminar toda la prueba y la presidenta del tribunal, la magistrada Amparo Lomo del Olmo, lo aceptó, antes de comenzar el juicio le concedió la palabra para que dijera si se confesaba autora del crimen y su respuesta fue concisa, pero clara:«No».
Las acusaciones, sin embargo, también pusieron sobre la mesa, de forma muy contundente, su intención de demostrar que la investigada mató a Leticia Sanabria, una joven paraguaya de 29 años que no solo vivía bajo el mismo techo que su presunta asesina, sino que además era su compañera de trabajo. Ambas se dedicaban a la prostitución en el club de alterne Osiris, ubicado en la misma localidad en la que ocurrieron los hechos. El fiscal del caso, Miguel Ruiz, dejó claro desde el primer momento que esta circunstancia sobrevolará el juicio. «Vamos a hablar de prostitución, de cómo llegan a España las mujeres, de cómo viven y del dinero que se mueve en este mundo», advirtió al jurado. Y es que el representante del ministerio público cree que los celos que tenía Fátima respecto a Leticia fueron uno de los detonantes del crimen. «Leticia llegó más tarde, pero era muy guapa; enseguida se llevó a muchos clientes y Fátima le tenía mucha envidia», afirmó. Luego estaría el dinero. Rosi, apodo que tenía la víctima en el club, ganaba mucho y su compañera le habría pedido prestado en varias ocasiones.

«Ella quería volver a Paraguay, dejar esa vida horrible», dijo el fiscal, que sostiene que la noche del crimen víctima y acusada llegaron a casa de madrugada, tras salir del trabajo, y tras una discusión Fátima asfixió a Leticia. Luego habría ocultado las pruebas y el propio crimen, que no trascendió hasta el día siguiente. «Lo hizo en casa, sin testigos, sabiendo que nadie la iba a ver», aseguró el fiscal, que cree que incluso la llamada a emergencias que dio a conocer lo ocurrido «fue una simulación».
La abogada que representa a la familia de la víctima, que se persona como acusación particular, se centró en dibujar un perfil de la acusada, a la que calificó como una persona fría y violenta. «Todo el mundo le tenía miedo», aseguró la letrada Sonia Jiménez, que describió incidentes previos de la nigeriana y dijo que «intentaba dominar» a Leticia. «Estaba obsesionada con su dinero», explicó la abogada, que cree que la noche de autos la acusada atacó primero a la víctima con un objeto punzante y luego, sin que ella pudiera defenderse, la asfixió hasta que dejó de respirar. A mayores, sospechan que la investigada robó a la víctima. «Aquel día iba a hacer varios envíos a su familia de Paraguay, pero ese dinero nunca apareció», dijo. Esta parte coincide con el fiscal a la hora de establecer que tras el crimen hubo tiempo para ocultar las pruebas y algo de teatro. «Le hizo a Leticia la maniobra de reanimación cuando llevaba horas muerta», aseguró.
Pero el abogado de la defensa, Jorge Álvarez, no ve prueba alguna para condenar a su patrocinada, que lleva en prisión preventiva tres años y medio. «No encontrarán ni una sola prueba directa», aseguró, explicando que el perfil que define a Fátima como una persona mala, debe ser analizado teniendo en cuenta sus circunstancias vitales. «Deben que entender en qué mundo viven estas chicas», advirtió, pidiendo a los miembros del tribunal que «sean justos».
La hermana de la víctima sospechó de la acusada
Tras él tomó la palabra la única testigo citada para esta primera sesión del juicio. Alicia Romina Sanabria, hermana de la víctima, aseguró que a la acusada su allegada no le caía bien y que, tras el crimen, siempre sospechó de ella. «La dominaba. Últimamente, ella no podía ni hablar tranquila con mi madre porque Fátima siempre se metía», aseguró. También explicó que Leticia, cuyo sueldo al mes podría superar los cinco mil euros, le prestaba a su compañera de piso. «Me decía que nunca se lo devolvía», relató.
Muy afectada, definió a su hermana como una persona «buena», que se preocupaba de mantener a los ocho hermanos que habían quedado en Paraguay, siete después de que la testigo también se trasladara hasta O Barco. «Les pagaba los estudios y los uniformes, siempre mandaba dinero y como a veces se pasaba de los límites, me pedía a mí que lo enviara», aseguro.
Sobre el día del crimen, nunca olvidará la actitud fría que mantuvo la acusada. «Cuando estaba la Guardia Civil lloraba, pero cuando se marchaban se reía, como si le diera igual y no tuviera sentimientos», aseguro.
La vista se reanudará este martes, con la declaración de numerosos testigos, entre ellos una mujer, amiga de la víctima y de la acusada, que fue detenida por el crimen y durante meses figuró como investigada, llegando a estar en prisión. Luego se encontraron evidencias que motivaron que se retirase la acusación contra ella.