Fallece el dominico ourensano Vicente Cudeiro

María Doallo Freire
M. Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Vicente en su casa, en Ourense, en el 2019
Vicente en su casa, en Ourense, en el 2019 Agostiño Iglesias

El religioso, nacido en A Peroxa, fue profesor de Filosofía durante más de cuatro décadas

07 feb 2025 . Actualizado a las 17:26 h.

El dominico Vicente Cudeiro González (Ourense, 1933) falleció este miércoles en la residencia que la Orden de Santo Domingo tiene en la pequeña localidad de Torrent, en Valencia. El religioso ourensano pasó allí los últimos años de su vida, afectado por distintos problemas de salud que no impidieron que continuase escribiendo sobre su congregación. Cudeiro consiguió publicar Mística dominicana. Vivencia, doctrina e influencia en el 2019, un libro de casi 700 páginas en el que narra la vida y obra de las figuras más representativas en la mística dominicana, prestando especial atención al contexto geográfico, cultural e histórico en el que vivieron. Pero no solo escribió. La mayor parte de su trayectoria profesional, durante más de cuatro décadas, se dedicó a la enseñanza de Filosofía. «Esa ha sido mi cruz y mi gloria», decía en una entrevista a La Voz de Galicia. «Esta disciplina académica incluso aumenta la fe de una persona. Hay que confrontar las dos visiones del mundo, el que es pagano es pagano y el que es cristiano es cristiano, pero todos pueden profundizar en la esencia de las cosas naturales», añadía entonces. 

Vicente Cudeiro nació el 21 de marzo de 1933 en una pequeña parroquia del municipio ourensano de A Peroxa, San Martiño de Vilarrubín. Fue el pequeño de ocho hermanos y el único que dedicó su vida a una vocación que descubrió por casualidad, cuando, con 14 años, su mejor amigo del pueblo se marchó a estudiar al Seminario Menor de Almagro, en Ciudad Real. Para dejar de añorarlo, decidió seguir sus pasos. Realizó el noviciado en Granada. Allí se convirtió, con tan solo 34 años, en prior de una comunidad e inició su trayectoria como docente de Filosofía. Pasó sus últimos años en activo en Jerez de la Frontera (Cádiz) y desde su jubilación dedicó su vida a escribir para seguir transmitiendo la fe de los dominicos. 

Nunca se olvidó de Ourense y visitaba tanto como podía su pueblo, Vilarrubín, donde pasaba temporadas. «Era un gallego enamorado de su tierra. Siempre presumió de ella», dice su amigo Eduardo de Prado, una de los responsables de la publicación de Mística dominicana. Vivencia, doctrina e influencia. «Vicente escribía de una forma insaciable. Ya mayor, a veces, se atoraba y se agobiaba, pero siempre encontraba fuerzas para continuar», admite. «Fue un hombre íntegro, fiel siempre a sus principios y a sus ideas», termina De Prado.

El funeral será este sábado, a las once de la mañana, en Torrent (Valencia).