El obispo de Ourense pide la intercesión de san Martiño «no medio de tanta desesperanza»
OURENSE CIUDAD
Cáritas organizó una colecta extraordinaria en solidaridad por la dana de Valencia
11 nov 2024 . Actualizado a las 17:10 h.La diócesis de Ourense celebró este lunes su patrón, san Martiño. El obispo, Leonardo Lemos, ofició una misa en la catedral en la que subrayó el legado del santo, que defendía «unha nova orde social» basada en la concordia y el bienestar.
Los actos comenzaron con el tradicional paseo de la corporación municipal desde la praza Maior hasta la catedral. Además de una amplia representación del gobierno, encabezada por el alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, asistieron concejales de PP y PSOE. Precedida por un grupo de gaitas, la comitiva llegó a la praza de San Martiño y a los pies de la escalinata esperaban otras autoridades políticas, militares y policiales. El obispo los recibió en la puerta de la catedral y después arrancó la procesión con la imagen del santo en el interior del templo.
Como es tradicional, la ofrenda al patrón la protagonizó el alcalde de Ourense. Jácome recordó que san Martín de Tours fue soldado y decidió cambiar las armas «polas palabras e a empatía para xerar vida, construción, amor». El regidor ourensano invitó a las autoridades políticas a dar continuidad al legado que dejó el santo. «Solicitamos a túa intercesión para que, seguindo o teu exemplo, na nosa cidade, o noso país e o resto do mundo as palabras e as negociacións construtivas rematen por desprazar os conflitos daniños», dijo Jácome en su discurso como oferente.
Solidaridad
El alcalde hizo referencia también a la dana de Valencia y pidió a san Martiño que «insufle» en todos «a solidariedade e o afecto empático». Inmediatamente después intervino el obispo, que anunció una colecta extraordinaria de Cáritas Ourense para ayudar a los afectados por el temporal. Leonardo Lemos aludió también al ejemplo de san Martiño, «un dos mellores fillos da Igrexa». Según dijo, su legado ha resistido el «paso implacable» del tiempo porque, subrayó, «a súa mensaxe é imperecedoira». Fue un santo que quiso «transformar as entrañas mesmas da sociedade», proponiendo un nuevo orden social basado en la «concordia» y el «benestar».
También el obispo recordó que san Martiño había sido soldado y renunció a las armas. «Que nos axude o exemplo de san Martiño de Tours, que aínda estando enfermo e ancián non buscou escusas para poñerse en camiño e ser construtor de paz», dijo Lemos, que hizo hincapié en la situación de Valencia tras la dana. Destacó el papel de los voluntarios, «no medio de tanta desolación e desesperanza». El año jubilar anunciado por el papa Francisco es una ocasión para «reavivar a esperanza», dijo Lemos. E insistió en apelar al patrón de Ourense, «o santo da misericordia». Según dijo, «a testemuña da vida de san Martiño axudaranos a atopar a forza necesaria para construír unha sociedade distinta, chea de esperanza e de proxectos».
Un día para celebrar también el estreno de las nuevas vidrieras del Pórtico do Paraíso
Este lunes la celebración de los actos religiosos en honor al patrón de la diócesis de Ourense contaba con un aliciente extra, el estreno de las nuevas vidrieras de la catedral en la fachada de la praza de San Martiño, junto al Pórtico do Paraíso. Recientemente instalada, la obra muestra —de izquierda a derecha— las imágenes icónicas de san Martín Dumiense y de santa Eufemia, de la Asunción de la Virgen María, de san Martín de Tours, de Santiago Apóstol y de San Rosendo.
El trabajo fue realizado por el artista Enrique Barrio Solórzano y fue subvencionado por el deán honorario, Serafín Marqués Gil, que falleció muy recientemente y que impulsó en su día la creación de la Asociación de Amigos de la Catedral. Él también abonó de su bolsillo el cuadro de los discípulos de Emaús de la capilla del Santo Cristo.
Antes y después de la misa y de la procesión, muchos fieles hicieron parada ante el Pórtico do Paraíso para contemplar las nuevas vidrieras. Al terminar los actos religiosos, como es tradición, los miembros de la corporación municipal regresaron a la Casa do Concello y, a partir de ese momento, comenzó la celebración civil, con la clásica ruada de gigantes y cabezudos.