Los visitantes del monasterio podrán descubrir las piezas de plata
04 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La iglesia de Santo Estevo de Ribas de Sil, en el municipio ourensano de Nogueira de Ramuín, cuenta desde ayer con una copia casi perfecta de los cuatro anillos milagrosos se encontraron en el templo en el año 2020. El joyero José Luis Ferreiro ha replicado las piezas con precisión milimétrica. Para ello ha invertido cerca de cinco meses de trabajo. Se trata de un encargo de la Diócesis de Ourense, cuya finalidad es que vecinos y turistas puedan ver los anillos en su visita al monasterio. «Para min foi un reto moi grande. Nesta profesión hai que ser esixente e meticuloso e a verdade é que o pensei antes de aceptar», afirma. Para conseguir una copia fiel de cada uno, trabajó anillo por anillo. «Tiven que ter en conta moitísimos matices. Os gravados interiores, os pregues, cortes e dobreces que teñen por golpes e polas malas condicións de conservación nas que se atopaban. Había que plasmalo todo e a verdade é que, finalmente, foi un traballo moi gratificante», añade. Su afán perfeccionista hizo que el joyero ourensano descartase varios diseños cuando estaba a punto de terminarlos. «Non foron poucos os que tirei despois de levar traballado neles moitas horas, pero é que ao ter que plaxiar eses golpes é moi fácil pasarse e que quede unha marca máis grande», afirma. También tuvo que esmerarse a fondo para encontrar las piedras que llevan engarzadas los anillos. «Puxen a toda a familia a buscar cantos de distintas cores e formas e finalmente atopamos as adecuadas, que eu logo labrei e ensuciei segundo estaban nos orixinais», confiesa.
Los definitivos, cuatro meticulosas réplicas de plata, lucen ahora en el centro de la sacristía de la iglesia de Santo Estevo. Están expuestos dentro de una caja de madera con forma de mitra, igual que la llevaban los obispos a los que se atribuye la pertenencia de los anillos originales. «Teñen un valor único e un prezo incalculable por toda a historia que os rodea», afirma el joyero que los replicó.
El hallazgo ocurrió durante las obras de restauración de los relicarios ubicados a los lados del altar mayor, en los que se han instalado dos brazos móviles que permiten desplazarlos hacia adelante y dejar a la vista los murales, pinturas del siglo XV y XVI, que se esconden detrás. Fue Vania López, directora del Centro de Conservación San Martín de la Diócesis de Ourense, quien se topó con los anillos. «Nunca me esperé que pudiese suceder algo así», afirma. Las joyas aparecieron dentro de una pequeña bolsa de seda bordada con hilo de oro y estaban acompañadas por un pergamino en el que se lee: «Estos quatro anillos son de los que quedaron de los nueve Santos Obispos. Son los que han quedado. (sic) Los demás desaparecieron. Por ellos se pasa agua para los enfermos y sanan mu[chos». Mientras un equipo del CSIC analiza las piezas, todo apunta a que se trata de los anillos que pertenecieron a nueve obispos considerados santos por la Iglesia Católica, a los que se les atribuían poderes milagrosos y de sanación. A ellos se hacía referencia en textos antiguos, como en las declaraciones recogidas durante un proceso informativo canónico abierto en 1622.
Sobre la documentada existencia de estas joyas escribió, antes del descubrimiento, en la novela El bosque de los cuatro vientos la escritora María Oruña. La autora participó este jueves en la presentación de las réplicas en Santo Estevo: «Para mí lo más interesante es saber que al descubrirse la existencia de los anillos, que ahora pueden verse en el monasterio del que nunca se fueron, este lugar pueda volver a convertirse en un punto de encuentro cultural, que atraiga cada vez a más personas».
Es posible ver la réplica de los anillos milagrosos y escuchar la historia que los rodea durante las visitas guiadas a la Iglesia de Santo Estevo. Son de miércoles a domingo, por la mañana y por la tarde, y cuestan 5 euros.
En la inauguración estuvieron presentes el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, y representantes de la Fundación Iberdrola, entre ellos, el delegado institucional de la compañía, Francisco Silva. La empresa aportó 50.000 euros para la mecanización de los relicarios.