El centro Chiqui complementa su oferta con otros servicios orientados a la conciliación
21 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Paula López siempre tuvo claro que quería dedicar su vida a la infancia. Estudió Educación Infantil y comenzó su vida laboral ejerciendo en la enseñanza formal, como profesora en un colegio. Sin embargo hace casi nueve años decidió lanzarse a un proyecto diferente, centrado en ofrecer un servicio de conciliación para las familias con hijos a través del ocio educativo. «Yo disfruto con los niños; se me junta pasión y devoción. Me encanta estar en contacto con ellos», comenta Paula. Dirige Chiqui, una ludoteca y centro de ocio ubicada en las Galerías Sol de Ourense. Este es el segundo emplazamiento para su iniciativa emprendedora. La plaza Paz Nóvoa fue el lugar en el que estuvo desarrollando esa faceta inicialmente pero el pasado diciembre decidió dar un nuevo giro al proyecto. «Dejamos de hacer cumpleaños. Nos dimos cuenta de que las fiestas empezaban a absorbernos demasiado y queríamos centrarnos más en el desarrollo de un programa lúdico educativo y atender el servicio de conciliación», relata esta coruñesa afincada hace más de dos décadas en Ourense. Chiqui, que así se llama el centro que dirige, no es solo un lugar en el que los pequeños se divierten y exploran su creatividad. «Aquí también hacen los deberes durante el curso, se toman la merienda y, por supuesto, juegan. Intentamos dar respuesta a necesidades muy variadas. Por ejemplo, llevamos y recogemos a los niños de los colegios y los traemos aquí o los llevamos a las actividades extraescolares que tengan y los vamos a recoger cuando terminan», explica Paula. En verano el aspecto lúdico es el que acapara el funcionamiento del centro. «Nunca nos planteamos cerrar. Al trabajar con las familias durante el curso ves que precisamente en esta época es cuando más necesitan apoyo. Hay muchísima gente que trabaja todo el verano, igual que durante el año hay mucha gente que trabaja los sábados y por eso también abrimos», razona Paula. Dice que el secreto del éxito en este tipo de servicios es «que ellos no se aburran» aunque eso, aclara no siempre es sinónimo de juego libre. «Nosotros programamos el ocio de forma que vayan pasando por actividades distintas. Eso ayuda a que sigan interesados y los estimula para terminar cada tarea», explica. Los 76 metros cuadrados del local se dividen en la zona dedicada al ocio y otra, más tranquila, en la que se ubica un aula. En ella ofrecen también actividades de refuerzo escolar durante el curso. El centro acoge a niños de entre tres y doce años. «Abrimos un poco la mano si viene con un hermano que, por ejemplo, tenga dos o trece, porque se trata de ayudar y no dejar a los papás colgados», comenta la propietaria de Chiqui.