El 40% de los opositores a profesor provienen de autonomías fronterizas con Portugal
30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Xulio Valle, un amigo de Vilanova de Arousa que imparte docencia en el IES Universidad Laboral de Toledo, me comenta que cuando los castellano manchegos van a hacer gestiones a las oficinas de la Junta en Toledo o Ciudad Real, se asombran al reparar en el acento gallego de los funcionarios. Es lógico: desde hace años, cuando hay oposiciones en la comunidad de Castilla la Mancha, llegan desde Ourense autobuses de opositores gallegos que copan gran parte de las plazas.
Históricamente, Ourense es una ciudad que cuenta con buenas academias para preparar oposiciones. Para prepararlas y aprobarlas. Álvaro Cunqueiro contaba que, ya en los años 20 del siglo pasado, «un tanto por ciento muy largo de los empleados de la Hacienda española eran ourensanos». Precisamente Alberto Núñez Feijoo (Ourense, 1961) aprobó en 1985 sus oposiciones de funcionario del Cuerpo Superior de la Administración General de la Xunta de Galicia.
Ourense es una ciudad de opositores, pero también Zamora, Badajoz o Soria. En la España interior, esa que ahora se llama vaciada y antes era la España del secano, las oposiciones son la principal aspiración de las clases populares, el primer instrumento de ascenso social y la fundamental herramienta de empleo. Cambian los gobiernos, las tendencias y los ciclos, pero no cambian los modelos productivos y la economía de la España menos rica sigue amparándose en lo público: pensiones, dependencia y funcionarios.
Este mes de julio es el tiempo por excelencia de las oposiciones de la enseñanza; en primavera, se suelen celebrar las de la administración pública y septiembre es el mes de la sublime decisión: «Voy a opositar». A finales de agosto del año pasado, se publicaba un estudio de Opositatest donde se recogía un dato significativo: uno de cada dos españoles de entre 18 y 55 años estaba preparando oposiciones o se lo estaba planteando. El 29% de los jóvenes españoles ya había opositado o estaba en ello y el 22% pensaba hacerlo a corto plazo. En esas fechas, 105.000 aspirantes se presentaban para lograr una de las 11.000 plazas en las oposiciones convocadas por la Administración Civil del Estado.
Escribía Martín Santos que los jueces son siempre de secano. Luis Martín Santos es el gran novelista de la posguerra española y uno de los grandes novelistas de la literatura española. Tuvo relación con Vilagarcía porque con su amigo y también escritor, Juan Benet, pasó algún verano en Carril, donde vivía Rocío, su novia y luego esposa, hija de Monsieur Laffon, un colaboracionista francés exiliado que vivía en la antigua Aduana de Carril, que en los 70 ocupó el restaurante Loliña y hoy es A Castelara.
Rocío Laffon murió en 1963 por efecto de un escape de gas y Luis Martín Santos falleció por culpa de un accidente de automóvil un año después, pero antes de morir dejó escrita una novela, Tiempo de destrucción, destrozada después por los editores, donde se recogía una frase del escritor referida al origen de los opositores: «El núcleo de la carrera judicial, como todo el aparato institucional del Estado, proviene de la gente de los secos pueblos, pobres y pedregosos».
En las oposiciones a un puesto de maestro o profesor, que se celebran estos días en Galicia y que tienen en vilo a muchas familias arousanas, se vuelve a poner de manifiesto la importancia de la función pública en las regiones menos ricas de España. Aunque en algunos medios se ha recogido que 150.000 españoles aspiran a ocupar una de las 25.000 plazas de docentes que las comunidades autónomas sacan a concurso, la cifra se queda muy corta.
Repasando una a una las listas de aspirantes de las 17 autonomías españolas, más las de Ceuta y Melilla, el resultado es que los opositores inscritos son en realidad 264.000 y si nos detenemos en las regiones de origen, comprobamos que se mantiene la tónica recogida por los textos literarios de Cunqueiro y Martín Santos: la mayor parte de los aspirantes provienen del secano, de las regiones menos ricas, del interior, ya sea de Ourense o de Ávila.
De los 264.000 aspirantes y redondeando, 163.000 se han matriculado en la España menos poblada y con el PIB más bajo, 100.000 en las autonomías más ricas y 1.500 entre Ceuta y Melilla.
Las oposiciones son el más eficaz, numeroso y democrático ascensor social en Galicia, Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla León, Andalucía, Canarias o Murcia. Es algo parecido a lo que sucede en Estados Unidos, donde hispanos y afroamericanos ocupan los puestos de la judicatura, la policía, la educación y la administración pública. Esta constante se repite a lo largo de los años.
Que tengan suerte
Resulta clarificador que en el País Vasco (2,2 millones de habitantes) se presenten 8.950 aspirantes a las oposiciones docentes y en Galicia (2,7 millones) haya 21.000 aspirantes. Si comparamos Andalucía con Cataluña, el resultado es parecido: en Cataluña (8 millones), 18.000 opositores, en Andalucía (8,6 millones), 43.000 opositores. Y como siempre, el eje occidental español (las autonomías con frontera con Portugal) es el territorio que más oposita: de aquí proviene el 40% de los aspirantes. Solo cabe desear suerte y que nos suceda como a un servidor, que cuando iba a hacer gestiones en la delegación de Tráfico en Cáceres, me atendía un funcionario de Vilagarcía.