Un cubano abre una gofrería en Ourense

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Loanne Garlobo en su gofrería, en la calle Bedoya de Ourense
Loanne Garlobo en su gofrería, en la calle Bedoya de Ourense Alejandro Camba

El local se llama Sen Vergoña y está situado en la calle Bedoya de la ciudad

05 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Loanne Garlobo se vino de Cuba con su familia hace menos de dos años. «Ourense nos inspiró mucha confianza desde el principio», dice. Tanto él como su esposa viajaron con la intención de labrar un futuro mejor para su hijo. Aquí le dieron una hermanita. No han dejado de trabajar desde el primer día y ahora acaban de abrir su propio negocio. Inspirándose en la gofrería mítica de Sanxenxo, Loanne ha apostado por montar una suya en Ourense. «Me parece un dulce que está riquísimo y una idea que ni tan siquiera requiere de un gran local», dice.

Loanne alquiló el bajo en el que estaba situado el quiosco Marcos, en la calle Bedoya de la ciudad, y en apenas dos metros cuadrados ha montado su negocio, la gofrería Sen Vergoña. «Lo principal es el sabor del gofre. Los hacemos con una masa 100 % natural de la marca gallega Mola Gofre», explica. Ese preparado casero se introduce en el molde de metal, donde se cocina durante tres minutos. De esta manera Loanne consigue que su producto tenga un interior blandito y una capa exterior crujiente. Cuestan 2,80 euros y pueden añadírseles tantos toppings como quiera el cliente. «Tenemos de todo. Siropes (de fresa, caramelo, chocolate...), cachitos de galletas de distintos tipos, cacahuetes chocolateados, nata, dulce de leche... Los complementos van aportándole más sabor al paladar», afirma el hostelero cubano. Cada ingrediente que se le añada al gofre cuesta 0,30 céntimos. «Mi versión favorita es simple: solo con chocolate negro. Y además es un poco más saludable porque es cacao puro», admite. Aunque el verdadero catador es su hijo, de seis años. «Le encantan. Tengo que llevarle uno cada día», comenta.

Sen Vergoña abre de cuatro de la tarde a diez de la noche. «Aunque si hay afluencia, seguimos sirviendo un rato más», confiesa Loanne. Los suyos son gofres recién hechos que se disfrutan al momento, bien calientes. También los pone para llevar, aunque recomienda comerlos al momento.