Feliz año viejo

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

Pixabay

31 dic 2023 . Actualizado a las 14:10 h.

Hoy, cuando mire mi vaso (o mi copa) tendré que decidir si quiero verlo medio lleno o medio vacío. Afanados como estamos con los propósitos de año nuevo, a lo mejor nos olvidamos de los propósitos del año viejo. Todo aquello que prometimos que íbamos a hacer y para lo que ya nos hemos quedado sin tiempo. Para mí el 2023 ha sido un año malo. Decir pésimo sería injusto para aquellos para los que de verdad fue peor. A veces me parece que duró 24 meses. Hasta 36. Pero ya está. Y hemos llegado al final. Qué más podemos pedir. Pues lo que nos dé la gana, claro. A pesar de que llevo unos días un poco Grinch, creo que esa copa va a estar medio llena (aviso para la cena).

Volví a ponerme los pendientes de mi boda. Fui a esquiar, aunque no esquié. Hice tartas. Me disfracé (aunque sin dejar de decir que no me encanta el carnaval). Me prepararon el desayuno por mi cumple. Fui a conciertos. Conocí el templo de Debod. Me bañé en un mar nuevo y en una piscina que estaba fría por encima de mis posibilidades. Llevé flores a Fátima. Paseé. Aprendí a disfrutar del café solo. Pedí un autógrafo por primera vez en mi vida (a Raquel Carrera). Tomé una copa en el París. Cené en un Michelin. Jugué a muchos juegos de cartas y de mesa. Hice fotos bonitas y no las subí a Instagram. Conocí sitios nuevos. Volví a sitios viejos. Me sentí sola. Me sentí arropada. Eduqué. Cuidé a una perra. Visité un acuario. Fui valiente. Me di cuenta de que no le tengo miedo a casi nada, de que tengo mucha gente que me quiere y también de que las cosas pueden cambiar (incluso en Ourense). Felices propósitos.