Cáritas necesita ropa de abrigo y donaciones para escolares y jóvenes

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Los trabajadores y voluntarios organizan y clasifican por tallas las prendas que se reciben
Los trabajadores y voluntarios organizan y clasifican por tallas las prendas que se reciben Santi M. Amil

Escasean las prendas masculinas y también se buscan cunas y carritos de bebé

09 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el final del verano llega también la temporada alta de actividad en el ropero que Cáritas Diocesana tiene en la plaza Mil de la capital ourensana. Tanto las cuatro personas trabajadoras de la entidad como los voluntarios que echan una mano en las tareas de recepción, higienización, clasificación y organización multiplican esfuerzos estos días para dar la mejor asistencia posible tanto a las personas que llegan para entregar como a las que lo hacen para recibir. Septiembre es un mes especialmente ajetreado porque crecen los donativos incentivados por la revisión de armarios para prepararse para el otoño, pero también suben las entregas a las personas con pocos recursos que necesitan echar mano de este servicio de la entidad asistencial.

Las familias con hijos en edad escolar son mayoría entre los demandantes todo el año, pero especialmente en este momento. Buscan ropa de otoño e invierno para los que están en esa etapa educativa y precisamente para este segmento es donde ahora mismo hay necesidad de recibir aportaciones. «No es un problema nuevo, porque tradicionalmente nos entra menos para ellos, quizá porque a esas edades desgastan bastante tanto la ropa como el calzado y no queda tan aprovechable como la de un adulto. Pero pensamos que también se notan las crisis y las familias estiran más la vida de algunas prendas antes de decidirse a retirarlas y comprar nuevas», apunta la encargada del ropero, Marta Miranda Nistal.

«En la de bebés y niños pequeños vamos bastante bien, pero a partir de nueve o diez años y, sobre todo para adolescentes, escasea», añade. También están pendientes de las entradas de calzado para todas las edades. «Este verano nos costó bastante cubrir la demanda; entró menos. Veremos cómo viene el invierno», comenta la responsable. Otro déficit está en los carritos, sillas o cunas para bebés.

El mismo problema de escasez tienen con las prendas para varones. La mayor parte de la ropa que entra es de mujer y la que reciben para hombres suele proceder de personas muy mayores que tiene mal encaje para un perfil de demandantes de ayuda que ha bajado mucho la media de edad. En Cáritas recuerdan que las sucesivas crisis vividas en los últimos años han cambiado notablemente las características de las personas que tocan a la puerta tanto de esta como del resto de entidades sociales. Los transeúntes o personas en situación de exclusión social representan ahora un porcentaje menor. Familias cada vez más jóvenes, con hijos, y que incluso están activos laboralmente, les han superado. «Sus ingresos no les permiten cubrir sus necesidades básicas y subsistir por sus propios medios y, de hecho, muchos de los que vienen son nuevos en este servicio y en la propia Cáritas. Nunca antes se habían visto en la situación de necesitar apoyo. Somos puerta de entrada y de aquí derivamos a muchas personas para que puedan recibir una atención más adecuada para sus necesidades», explica Marta Miranda.

Además de las prenda de vestir y el calzado, también crecen este mes las peticiones de ropa de abrigo y mantas para el hogar. Desde el ropero recuerdan que muchas de estas familias no pueden permitirse ningún tipo de calefacción durante el invierno.

Menaje o electrodomésticos

En este servicio del ropero de Cáritas no solo se reciben prendas de vestir o calzado. Libros de lectura, juguetes o bolsos también son bienvenidos. Se recogen además otros artículos para ayudar a rebajar los gastos a esas familias con dificultades económicas. Es el caso de la lencería del hogar. «No solo necesitamos mantas o edredones, también sábanas o manteles. Nos solicitan bastante las toallas pero apenas tenemos donaciones», cuenta la encargada. Recogen además platos, fuentes e incluso pequeños electrodomésticos. Recuerdan que el movimiento migratorio ha crecido mucho y, aunque tengan para pagar el alquiler, su situación es precaria.

Una vecina entrega varias bolsas con ropa a uno de los voluntarios que trabajan en el ropero
Una vecina entrega varias bolsas con ropa a uno de los voluntarios que trabajan en el ropero Santi M. Amil

Más de 51.000 kilos recogidos en los contenedores de la diócesis

En diciembre del 2022 la Diócesis de Ourense se unió a la de Tui-Vigo en un proyecto textil que, además de buscar un mejor aprovechamiento de las donaciones ciudadanas genera puestos de trabajo para colectivos en riesgo de exclusión social ya que la entidad desarrolla con este plan un programa de capacitación e inserción laboral. La ropa en buen estado entra en el canal de reutilización, pero hay un porcentaje de las prendas donadas que ya no están en condiciones de ser entregadas a otras personas. Ese último material se redirige a alguna de las tres plantas de reciclaje que tiene la cooperativa ModaRe, que aglutina a todos los proyectos de Cáritas.

En la diócesis ourensana hay 29 contenedores con el logo de la entidad asistencial dentro de ese proyecto. De enero a finales de julio recogieron 51.095 kilos de ropa, la mayor parte (45.714 kilos) se recibieron en los siete que hay en la capital. Cualedro, A Merca y Monterrei tienen tres cada uno; dos hay en A Mezquita, Pereiro de Aguiar y Vilardevós, mientras que San Cibrao, Taboadela, Laza, Castrelo do Val, Oímbra, Riós y Avión disponen de uno cada uno. Pero en esa cifra no solo computa lo que entra en estos recipientes. También suman las entregas que hacen los roperos de Cáritas de Ourense, O Carballiño y Ribadavia, que les pasan las prendas que les llegan tan deterioradas que no están en condiciones de ser utilizadas por otras personas.