Entrenar para la vida

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

05 jun 2023 . Actualizado a las 07:58 h.

Miles de niños ourensanos se mueren de ganas de terminar el curso. Se les llena la boca cada vez que pronuncian la palabra verano y yo siento nostalgia de aquellas vacaciones eternas y me arrepiento de cada vez que dije «Me aburro». Pagaría por volver a aburrirme así. Y no es una forma de hablar. Si me tocara el típico pellizco de la lotería de Navidad o una Primitiva de esas que echas un día con unos amigos no me compraría ni una joya ni ropa cara. Me pagaría unas vacaciones escolares: tres meses sin ir a trabajar, aburriéndome.

Durante diez meses nuestros chavales tienen un universo propio, paralelo al nuestro, en el que orbitan alrededor de profesores, compañeros y amigos y, muchos de ellos, entrenadores. Hay cientos de personas que cada tarde y cada fin de semana dedican su tiempo y su paciencia (los que la tienen claro) a formar a niños en diferentes disciplinas deportivas y, en el mejor de los casos, a formarlos para la vida. Por eso, ahora que las temporadas están terminadas, las ligas finiquitadas y los banquillos empiezan a quedarse vacíos no está de más poner el foco en esos míster a los que, más allá de gustarles el fútbol, el baloncesto o el atletismo, les gusta la educación.

Yo era la peor de mi equipo de voleibol y no puedo tener mejor recuerdo de las temporadas que le dediqué a ese deporte. Aprendí a perder, a ganar (pocas veces), a ser compañera, a exigirme más, a tener compasión de mí (y de los demás), a comprometerme, a ponerme en el lugar de los demás... Lo recordaba esta semana cuando el entrenador de mis hijas nos dio un speech de fin de curso. Qué importante es tener suerte con los compañeros, con los amigos y con los profesores. Tanto como tener a alguien que te entrene para jugar a un deporte, pero también para vivir.