Montse Merino, fundadora de la Escuela Municipal de Ourense, tiene la Casa Baubo en Santo Domingo
23 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Montse Merino (Ourense, 1967) es musicoterapeuta. Le gustan la música y cuidar de los demás desde siempre. «Con dos añitos ya escribía pequeñas canciones y mis padres quisieron explotar esta faceta, así que como en aquel momento no había escuelas esperaron a que llegase a la edad de entrar en el conservatorio», cuenta. Sus primeros pinitos fueron en guitarra, armónica y voz. Se sacó el Superior de Piano, pero también estudió violín, un poco de chelo y saxo. Siempre se dedicó a la enseñanza y en 1993 creó la Escuela Municipal de Música junto al Área de Educación del Concello de Ourense. «En uno de los grupos había una niña que era diferente y me llamó muchísimo la atención, así que empecé a observarla y vi cómo la música ocasionaba en ella cambios positivos», recuerda. Poco después cayó en sus manos un folleto para un curso sobre musicoterapia y ahí empezó a profundizar y a formarse. «Tuve que estudiar aspectos relacionados con la psicología, con la parte creativa y artística del cerebro humano y mucho más», dice. Por que, ¿qué es la musicoterapia? «Es el uso de herramientas sonoras musicales y de la vibración para mejorar la calidad de vida de las personas», explica Montse. Ella tiene su propia escuela en Ourense, Casa Baubo, situada en uno de los locales de unas galerías que conectan Santo Domingo con Bedoya. «Tratamos patologías de todo tipo, desde una depresión a una demencia a un simple mantenimiento», dice.
Ella hace sesiones para los pacientes de psiquiatría del Hospital de Ourense y también para los de Piñor, que tienen patologías más graves. «La musicoterapia es apropiada a muchos niveles y en muchos ámbitos. Hago terapias de grupo tanto para víctimas de violencia de género como para empresas que me contratan para generar sinergias entre sus empleados. También funciona para mejorar problemas en el habla, trastornos de atención en niños y un montón de cosas más», afirma la terapeuta, que explica que la música actúa a nivel celular y sus beneficios son plausibles. «Tengo un caso de un hombre que llevaba una semana sin poder hablar después de un ictus y empezó a cantar en mitad de una de una sesión de musicoterapia frente al equipo de neurólogos», relata Montse. Sin duda, ella confirma que la música cura.