Ni hipoteca, ni factura de la luz ni recibo del agua: así es la casa de Virginia y Daniel

OURENSE CIUDAD

Casa autosuficiente de Virgina Treceño Pérez y Daniel Barbosa
Casa autosuficiente de Virgina Treceño Pérez y Daniel Barbosa Santi M. Amil

Partiendo de una caravana construyeron un hogar a la orilla del Miño en el concello ourensano de Cenlle

07 may 2023 . Actualizado a las 19:14 h.

Virginia Treceño PérezDaniel Barbosa Conde, de 40 y 32 años, han encontrado en Ourense, concretamente a las orillas del Miño a su paso por Cenlle, el lugar de su vida. Ella es de Bilbao y él de Vigo. Compraron un terreno hace un par de años en Barbantes y en él instaron su caravana. Hoy es su hogar, una casa autosuficiente que han construido con sus propias manos.

Virginia llegó a Ourense de la mano de sus padres. En Bilbao, relata, los alquileres son muy caros y vieron que en Galicia había viviendas mucho más baratas. «Cancelaron la hipoteca, vendieron su casa y con lo que tenían compraron una por 8.000 euros en A Derrasa, que arreglaron. Mi madre encontró trabajo en una residencia y se quedaron», explica. Ella siguió el mismo camino, aunque antes pasó por Vigo, donde conoció a su pareja, Daniel. Virginia es animadora sociocultural y recibió la llamada del balneario de Laias. Cogió una caravana y se desplazó junto a su pareja. «Como iba a ser por unos pocos meses nos instalamos con la caravana en el área que hay en Barbantes. Cuando llegó la pandemia dejamos de trabajar y nos tuvimos que quedar en la caravana metidos. Un día sí y otro también venían la Guardia Civil. Como no se podía salir del concello y estábamos en el área de caravanas pensaban que nos habíamos desplazado. Así que pedimos de favor a un vecino que nos dejara instalarnos en su terreno privado», cuenta. En ese tiempo realizaban tours turísticos teatralizados en la ciudad de Ourense. Un trabajo que cesó, también, por el covid.

En la casa de Cenlle preparan un huerto
En la casa de Cenlle preparan un huerto Santi M. Amil

Visto el panorama, Virginia y Daniel buscaron ofertas en el extranjero. «No queríamos volver a quedarnos sin trabajo y pensamos que la alimentación era algo que no paraba. Así que buscamos algo relacionado y nos fuimos de temporeros a Francia, a la Bretaña», dice. Fueron dos años, tiempo suficiente para ahorrar dinero. En el 2021 regresaron y decidieron comprar el terreno donde habían tenido la caravana e instalarse definitivamente en Cenlle. «En el extranjero nos dimos cuenta de que había mucha gente que había convertido sus caravanas en vivienda, gente con dinero que simplemente querían vivir de esa manera. Era algo que a nosotros también nos gustaba», explica.

Y pusieron en práctica aquella experiencia. En el año 2021 empezaron a investigar, a través de internet, de qué manera podrían convertir su caravana en una casa. Comenzaron construyendo un porche. Seguidamente solicitaron permiso de agua al Concello de Cenlle, donde se empadronaron. «No hubo manera e investigamos para encontrar una solución», afirma. La hallaron. Compraron un depósito de mil litros y aprovechan la lluvia gracias a una bomba de agua. Les da para la ducha y para fregar la vajilla. ¿El resto? «Cogemos agua de la fuente en una botella de cinco litros. Con ella bebemos y cocinamos. Para lavar la ropa vamos a un lavadero en verano, ya que colgamos la ropa fuera, o nos acercamos a Ourense a una lavandería de monedas., que cada vez hay más», explica. Esto, mientras no amplían el tanque de recogida de agua de la lluvia. El próximo paso será su reciclaje: «Las aguas grises de la ducha y el fregadero irán a una fosa para separar las grasas, gracias a unas bacterias que descontaminan el agua. Haremos una especie de estanque con plantas acuáticas que la purifican y peces que la depuran al comer los líquenes que se formen, los gusanos u otros bichos. Y ese agua la usaremos para regar, volviendo de nuevo a la tierra», relata.

Virgina Treceño Pérez y Daniel Barbosa, en su casa de Cenlle
Virgina Treceño Pérez y Daniel Barbosa, en su casa de Cenlle Santi M. Amil

Con la electricidad ha pasado algo similar. En este caso, aprovechan la luz del sol. «Pedimos presupuesto para poner unas placas solares, pero era caro. Así, pensé en hacerlo yo y si no podía, contratar a alguien. Cada vez que entro en Leroy Merlin me saludan por mi nombre», ríe Virginia. Hoy, una placa solar alimenta una batería y un inversor de corriente lo transforma de 12 a 240 voltios, los necesarios para dar electricidad a los electrodomésticos.

No pagan hipoteca, ni facturas de la luz o del agua. «Antes teníamos dos trabajos y no nos llegaba. Ahora con 600 euros vivimos los dos al mes», afirma. Sabe que hay inconvenientes, quizás el hecho de tener que lavar la ropa fuera de casa, pero subraya que son los menos.

¿Y la calefacción? Virginia y Daniel cuentan con una cocina de hierro y la madera la recogen del bosque, aquella que ha caído. «A la caravana le hicimos un avance con unos paneles y un tejado, que es en donde está la cocina, que la hemos decorado con azulejos reciclados, de los que se tiran. Y a veces nos llaman del concello cuando tienen que retirar un árbol porque va a caer, por si queremos recogerlo nosotros», añade.

Aunque los vecinos fueron en un principio reticentes, creyeron que ambos eran okupas, ahora están encantados. «Entendimos que al principio, cuando aparecimos allí, les resultara extraño, pero ahora es todo lo contrario». Virginia y Daniel han adecentado, además, el entorno en donde tienen la casa y colocado a su entrada un pequeño quiosco para el intercambio de libros. «Nosotros intentamos tener todo limpio con muchas flores.También colaboramos con Protección Civil en diferentes actividades, queremos ser unos más del pueblo», subraya. Es más, comenta orgullosa, que una chica decidió quedarse todo el año en una casa junto a la suya al ver que allí había alguien también. «De alguna manera este era muestro sueño, nuestra idea de hogar», finaliza. En unos meses volverán a organizar visitas guiadas gratuitas, ahora en la cercana Ribadavia. De momento, y mientras construyen su sueño, Daniel limpia el campo de fútbol de la localidad y Virginia vende ropa de segunda mano por Internet.