Cuida a una paciente con daño cerebral: «Me cuesta asumir que ahora soy yo la madre de mi madre»

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Una de las salas del nuevo centro de día terapéutico para personas con DCA en Ourense
Una de las salas del nuevo centro de día terapéutico para personas con DCA en Ourense MIGUEL VILLAR

Las familias de Ourense ya disponen de un centro de día terapéutico específico para la atención de personas que han sufrido un ictus

03 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las principales causas de dependencia en la provincia de Ourense son las lesiones cerebrales y, dentro de ellas, las provocadas por un ictus tienen una amplia incidencia. El envejecimiento poblacional puede explicar esta realidad ya que, entre las causas que están detrás de los derrames cerebrales —además de golpes por caídas o accidentes de tráfico—, están las patologías que se hacen más comunes según se avanza en la etapa adulta. Los niveles altos de presión arterial o colesterol, la enfermedad cardíaca, la diabetes, la arterioesclerosis y el tabaquismo son los principales factores de riesgo para sufrir daños en el tejido encefálico por la rotura de una vena.

La cifra de ictus diagnosticados en Ourense ronda los 450 casos anuales. Pese a ello, hasta esta semana, era la única provincia gallega sin un centro de día terapéutico para la atención a personas con daño cerebral adquirido. La Asociación DCA Ourense acaba de cubrir esa carencia abriendo el servicio en sus instalaciones de la calle Clara Campoamor. «Hay que darles gracias infinitas por haber querido hacer ese esfuerzo. Que haya un centro de día especializado es genial. Hasta ahora la única manera de tener unas horas de respiro era meter a mi madre en uno de personas mayores y se me caía el alma a los pies, porque sabía que allí ni ella iba a estar a gusto, ni iban a poder estimularla y darle la atención específica que necesita y eso la llevaría a retroceder en lo que ha ido recuperando», dice Olalla.

Su madre sufrió un ictus hace una década, cuando tenía 55 años. «Fue bastante grave. Estuvo en coma inducido mucho tiempo y en total pasó más de dos meses ingresada. Cuando salió nos dijeron que quedaría como un vegetal. Afortunadamente ha ido mejorando en algunos aspectos. Ahora es capaz de caminar un poco con ayuda de bastón, en trayectos cortitos, y aunque aún no puede comunicarse bien va recordando poco a poco palabras», cuenta esta joven ourensana de 37 años que ha visto el cielo abierto con este centro de día terapéutico. Es un pequeño alivio porque hace apenas un año que perdió a su padre. Ella es hija única, así que asume en solitario la responsabilidad del cuidado de su progenitora, pero también el de su abuelo, al que tampoco puede dejar solo. «Tuve que dejar mi trabajo. No se puede decir que esté pasando un buen momento. Me cuesta asumir que ahora soy yo la madre de mi madre y el hecho de saber que tiene un sitio donde la atienden perfectamente y la ayudan a mejorar o al menos a mantenerse, es un alivio. Ella gana calidad de vida y supongo que a mí también me ayudará a largo plazo», dice. Razona que si no merman las capacidades de su madre, también le será más fácil asumir su cuidado.

El centro de día terapéutico de la asociación de atención al daño cerebral funcionará inicialmente en horario matinal (de 9.30 a 13.30 horas) y con una veintena de plazas, aunque podrían ampliarse en el futuro. La superficie disponible en las instalaciones del colectivo permitiría alcanzar las 83, pero el sistema de trabajo de la entidad, con un modelo de intervención grupal en el que participa un equipo de profesionales multidisciplinar integrado por 13 personas, no les permite, de momento, asumir más casos.

Al ser el único específico en la provincia, este centro terapéutico de la asociación DCA —entidad creada en el año 2002 como Renacer— se convierte también en el recurso de referencia para las personas afectadas por daño cerebral que tengan la libranza para centro de día concedida por la Ley de Dependencia. Pero la plantilla, integrada por trabajadora social, psicólogas, logopedas, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y cuidadores, se ocupa también de ofrecer atención ambulatoria a sesenta personas que en estos momentos acuden a su sede en el número 15 de la calle Campo Amor.

El daño que pueden producir las pérdidas del flujo sanguíneo en el cerebro es muy variable y en esta entidad trabajan sobre un modelo integral, diseñando un plan de atención personalizado. Hay afectados que han perdido la movilidad de una o varias extremidades o se les paraliza un lado del cuerpo, a otros les afecta en su capacidad para comunicarse a través del habla o la escritura o sufren pérdidas cognitivas. En ocasiones muchas de esas secuelas se juntan, como en el caso de la madre de Olalla, quien recuerda que el colectivo no solo atiende a los pacientes.. «También trabajan con las familias. Son unos profesionales increíbles. Cuando empezamos a ir, hace muchos años, nos ayudaron un montón, tanto a mí como a mi padre, para entender el proceso y acompañarnos en ese trance que estábamos viviendo», relata.