Silvia Bacaicoa, delegada de Manos Unidas en Ourense: «Somos unos quince voluntarios y necesitamos muchísimos más»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Silvia Bacaicoa, en la nueva sede de Manos Unidas en Ourense
Silvia Bacaicoa, en la nueva sede de Manos Unidas en Ourense Santi M. Amil

La nueva responsable de la oenegé católica habla de los proyectos en los que trabaja para potenciar la solidaridad ourensana

14 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Silvia Bacaicoa (Pamplona, 1967) es la nueva delegada de Manos Unidas en Ourense, ciudad en la lleva media vida. Asumió el cargo a finales de octubre del 2022 y lo hizo animada por el párroco de Santo Domingo, Carlos Janeiro, previa petición del obispo de Ourense, Leonardo Lemos. Ahora se encarga de coordinar el trabajo que realizan los voluntarios con los que cuenta la delegación de la oenegé en la ciudad. Una organización centrada en la ayuda, promoción y desarrollo de los países empobrecidos del mundo, que este viernes inaugura nueva sede en Ourense, en la calle Cardenal Quiroga, a las 20.15 horas.

— ¿Cuáles son los objetivos que se ha marcado?

— Para empezar, sensibilizar a los ourensanos. Dar a conocer lo que es Manos Unidas saliendo a la calle, acercándola a los colegios y a las parroquias. El fin último es recaudar para poder llevar a cabo los proyectos que tenemos en marcha en los países del sur. No podemos pretender recoger si no hemos sembrado antes, así que esta es la base de todo. 

— ¿Falta visibilizar esta organización en Ourense?

— Creo que sí. En otro momento Manos Unidas fue una oenegé con mucha más repercusión y reconocimiento en la ciudad, pero hoy siento que falta precisamente darle esa visibilidad de la que hablo. Es esencial contar con un buen grupo de voluntarios que salgan a la calle y den a conocer todo el material educativo que tenemos y todas los proyectos de ayuda humanitaria con las que colaboramos.

— ¿Y tienen ese grupo de voluntarios que necesitan?

— No, para nada. Actualmente somos unos quince voluntarios y necesitamos muchísimos más para poder expandir la labor de esta organización, concienciar y educar en valores. Además hay que tener en cuenta que prácticamente la mitad de esta cifra son personas que superan los 75 años, que no pueden ayudar saliendo a la calle tanto como les gustaría. 

— ¿Qué campañas están llevando a cabo actualmente?

— La más reciente es el mercadillo solidario que tenemos en marcha en un local que nos han prestado en la calle Samuel Eiján y que seguirá todo el mes de abril. Allí es posible colaborar tanto adquiriendo productos, como donándolos o realizando un ingreso directo. Creo que cada pequeño granito de arena suma. Para el 26 de mayo hemos organizado una gala solidaria en el Teatro Principal, en la que actuarán cuatro grupos de música, encabezados por María do Ceo.

— Todo lo recaudado se invierte en proyectos de ayuda humanitaria en países que viven situaciones extremas en África, Asia o Latinoamérica. ¿Nos podría destacar alguna de esas iniciativas?

— Estamos colaborando con un proyecto muy bonito que es la formación de las mujeres que trabajan en servicio doméstico en la localidad de Tura, en la India. Son personas que no saben ni leer ni escribir y que han pasado por abusos sexuales por parte de sus empleadores, en muchos de los casos, así que tratamos de ofrecerles una educación para que puedan mejorar su situación. 

— ¿Cree que los ourensanos son solidarios?

— Es cierto que desde la pandemia aumentaron las donaciones en legados, gente que fallece y decide dejar parte de su capital a Manos Unidas. Aún así en el 2022 disminuyó la recaudación con respecto al 2021 en la ciudad. A las parroquias acude mucha menos gente, ya que algunos fieles fallecieron con el covid, y las personas que van no son capaces de mantener la aportación.