Un ebanista argentino que trata de recuperar la historia del patrimonio de Ourense

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Victor, ebanista que ha rehabilitado esta puerta de entrada al edificio de la calle Sáenz Díez
Victor, ebanista que ha rehabilitado esta puerta de entrada al edificio de la calle Sáenz Díez MIGUEL VILLAR

Víctor Mary es un carpintero enamorado de la restauración y acaba de rescatar una puerta de hace medio siglo en el centro de la ciudad

29 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Víctor Mary es un ebanista y carpintero argentino que se mudó a España hace más de dos décadas. En la pandemia decidió venirse a vivir a Ourense. «Tenía varios amigos en la ciudad así que decidí cambiar de aires y comprarme una casita en Coles», explica. Se dedica profesionalmente a todo tipo de trabajos relacionados con la madera, pero se declara un completo enamorado de la restauración. «Me dedico a rehabilitar porque me encanta. A pesar de que se necesita mucha paciencia y es muy laborioso, creo que el simbolismo es precioso. Es recuperar el patrimonio de un lugar, las historias y el pasado de una familia; darle una segunda vida», afirma. Eso es precisamente lo que acaba de hacer con la puerta de entrada al edificio situado en el número 28 de la calle Sáenz Díez de Ourense. «Un vecino de la zona es dueño de uno de los pisos y está relacionado con la historia del edificio porque es descendiente los dueños, así que me contactó. La puerta la hizo el abuelo de la esposa del señor que me la encargó. Está hecha con técnicas de ebanistería aprendidas en Cuba», comenta Víctor.

La pieza estaba en un estado muy deteriorado debido a la acción de la lluvia y el sol durante, al menos, las últimas cinco décadas, así que querían recuperarla para conservarla mejor. Víctor invirtió 130 horas de trabajo, repartidas en aproximadamente un mes y medio, para volver a dar vida a la puerta. «Quité los restos de pintura anterior de una forma muy minuciosa para no dañar las tallas. Luego evalué las roturas y, junto a mi cliente, nos dimos cuenta de que queríamos reconstruirlas pero manteniendo el paso de tiempo sobre la puerta, dejando sus ‘arrugas', que digo yo», explica. «Tallé a mano e hice parches de cerraduras antiguas o pestillos», añade. El color escogido fue el verde pálido, un tono mucho más claro que el original. «Los vecinos se mostraron muy contentos y eso me hace muy feliz», termina.