Don Gonzalo, en el patio de Salesianos

Javier Figueiredo Pérez OBITUARIO

OURENSE CIUDAD

Don Gonzalo (izquierda) con Javier Figueiredo
Don Gonzalo (izquierda) con Javier Figueiredo

Javier Figueiredo escribe una carta de despedida al salesiano vinculado al baloncesto fallecido la semana pasada

27 mar 2023 . Actualizado a las 13:22 h.

Hay valores que se transmiten y siempre quedan en la retina, que nunca se olvidarán. Este es el legado que nos deja Gonzalo Bernardo Pérez, un salesiano zamorano de nacimiento pero ourensano de adopción, apasionado por el deporte y que ha enseñado a escribir y redactar a cientos, quizá miles, de alumnos que pasaron por sus aulas. En sus 51 años de estancia en el Colegio Salesiano-María Auxiliadora de Ourense, Don Gonzalo, como le conocíamos y le llamábamos todos desde muy jóvenes, fue un referente de bonhomia y buen hacer, un auténtico educador no sólo en la formación didáctica sino también en la humana.

Y además, con infinita paciencia a pesar de lo pesados que éramos en aquellas calurosas tardes de verano cuando le esperábamos en el patio del colegio para que nos abriese el gimnasio. En ocasiones la siesta se alargaba de más, pero eso no impedía que apareciese puntual a su cita diaria para permitirnos disfrutar de la cancha interior y seguir jugando, un poco más fresquitos si cabe, a lo que más nos gustaba, el baloncesto que adoraba con infinita pasión y del que tanto se preocupaba. Pienso ahora en Arturo Seara, José Antonio Gil, Ismael Santos, Carlos Rodríguez, Roberto Carnero, Rubén Vila o Sony Vázquez, quizá los más conocidos o los que más avanzaron en sus respectivas trayectorias deportivas entre varios cientos de jugadores más anónimos o quizá menos conocidos que fueron pasando por sus ojos.

En el plano personal, a él le debo que me haya dedicado durante la mayor parte de mi vida a escribir, a realizar y editar algún que otro libro pero, sobre todo, a que lo hiciera con el menor número de faltas de ortografía posibles, aspecto este que tengo muy en cuenta y sobre el que soy extremadamente pesado a la hora de revisar los textos. Algo que, hoy en día, se ha perdido casi por completo con la llegada de las redes sociales y la inmediatez. Fue, sin duda y sin desmerecer al resto, el mejor profesor que tuve en mis trece años en el colegio y me consta que muchos de los que por allí pasaron opinan lo mismo que yo.

El 3 de diciembre de 2011, curiosamente el día de mi santo, llevé a mis dos hijas al colegio en el que yo había estudiado y donde pasaba los largos veranos ourensanos de los años 80 del siglo XX. Un colegio que siempre tuvo sus puertas abiertas y en el que disfrutábamos jugando a un montón de deportes diferentes. Quiso la casualidad que aquella fría mañana de sábado apareciese Don Gonzalo por el patio. Inmediatamente se prestó a enseñarles las instalaciones, realizando un recorrido por todas las estancias, desde el edificio de la antigua EGB al de las aulas de BUP y COU. Pude comprobar que estaba todo prácticamente igual desde que yo lo había dejado, hacía ya veinte años. Mis hijas alucinaban y se mostraban sorprendidas con lo que nos iba mostrando D. Gonzalo. Me quedo con eso, con el hecho de que hubiesen podido conocerlo.

Afortunadamente ‘Sony' tuvo la magnífica idea de realizarle un homenaje el 15 de octubre de 2022 en el pabellón de Os Remedios. Un sentido reconocimiento que acogió con gratitud por el cariño que todos los que estuvimos allí le profesamos. En ese momento me dije a mí mismo que tenía que darle un abrazo y agradecerle todo lo que me dio durante los años que permanecí en el colegio. He de confesar que me emocioné y le prometí ir a verlo al Seminario pero, desgraciadamente, ya no pude cumplir mi promesa. Se nos ha ido antes de lo previsto, pero siempre nos quedará esa eterna sonrisa que destilaba cuando te veía, incluso cuando te lo encontrabas paseando por Ourense por la noche, un ritual que solía hacer a diario después de cenar y donde no perdías la ocasión de charlar un rato con él.

Por último y para que su recuerdo nos quede para siempre, me atrevo a lanzar una propuesta a la dirección del colegio y es que el pabellón del colegio pase a denominarse Gonzalo Bernardo Pérez. Allá donde estés, seguro que Don Bosco te seguirá cuidando y atendiendo como te mereces. Descanse en paz