Adiós a las Carmelitas Descalzas: «Cada diócesis tiene que proveer vocaciones y Ourense no las ha dado para el Carmelo»

Maite Rodríguez Vázquez
Maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, presidió la misa de despedida y acción de gracias por los 60 años de presencia de la comunidad de las Carmelitas Descalzas en la ciudad.
El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, presidió la misa de despedida y acción de gracias por los 60 años de presencia de la comunidad de las Carmelitas Descalzas en la ciudad. Miguel Villar

La comunidad de religiosas deja la ciudad después de 60 años

21 mar 2023 . Actualizado a las 18:23 h.

La comunidad de las Carmelitas Descalzas dice adiós esta semana a Ourense, después de 60 años de presencia en la ciudad. La ausencia de vocaciones en la diócesis hizo disminuir el número de religiosas que convivían, en clausura, en el convento de la carretera del Seminario, en Vistahermosa. Solo quedan cinco monjas, ya mayores, que han sido admitidas en distintas comunidades (León, Palencia, Madrid, Valladolid y Altea) donde pueden ser atendidas. «Ya no se puede llevar la vida de comunidad. Da mucha pena, pues hay un gran cariño entre los sacerdotes y las hermanas, que han estado muy vinculadas al obispado y al seminario, pero si no hay vocaciones...» explica, por teléfono, la hermana Milagros, superiora local que pertenece a la comunidad de Madrid.

Fue a finales de 1961 cuando se decidió fundar en Ourense, impulsada por el obispo de entonces, Ángel Temiño, una comunidad del Carmelo, la orden reformada por Teresa de Jesús en el siglo XVI. Llegaron dos monjas de Zamora para dar los primeros pasos. En enero de 1963 ya había presencia carmelitana, aunque la comunidad quedó formalmente constituida en junio de ese año.

Las religiosas hicieron trabajos de encuadernación, bordados litúrgicos y vendieron formas para el culto, repasa la hermana Milagros. De las actuales integrantes de la comunidad ourensana de las Carmelitas Descalzas, solo una profesó en el convento de Vistahermosa. Dos de las religiosas que ahora se van fueron de las primeras que llegaron para colaborar y dos más proceden del Perú. En estos 60 años, solo tres monjas carmelitas profesaron en el convento ourensano. Las demás hermanas fueron llegando desde otras zonas para ayudar.

«Cada diócesis tiene que proveer vocaciones y Ourense no las ha dado para el Carmelo», observa la superiora local. La Iglesia ahora no es tan partidaria de traer consagrados extranjeros y la falta de vocaciones propias fueron debilitando la comunidad carmelita en Ourense. Aunque contasen con ayuda externa, como la de una enfermera o una cocinera, no se podía sostener la vida comunitaria. El convento ourensano solicitó ayuda a la comunidad de Madrid, a la que quedó afiliada jurídicamente.

La hermana Milagros interpreta que la desaparición de esta grupo de carmelitas es «un toque de atención a la diócesis al completo. Hay que rezar para que el señor conceda más vocaciones nacidas aquí. Para eso tienen que funcionar las familias», reflexiona.

 El edificio

Hasta que construyeron el convento a mediados de los años 60, sobre un terreno del que la comunidad tenía el usufructo perpetuo, las monjas vivieron en el obispado. El edificio de Vistahermosa (1965-1968), proyectado por el arquitecto ourensano José Javier Suances Pereiro, es una construcción singular. Según el profesor Fernando Agrasar, en él «se anticipan y recogen algunos de los más interesantes hallazgos compositivos de la arquitectura religiosa moderna de la segunda mitad del siglo XX». Su juego lumínico y su perfil volumétrico se vieron después en otras iglesias, apunta este arquitecto.