El obispo de Ourense anima a los fieles a dedicar menos tiempo al móvil y a la televisión

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Imagen de archivo de una misa del Miércoles de Ceniza
Imagen de archivo de una misa del Miércoles de Ceniza Santi M. Amil

Leonardo Lemos aprovecha el Miércoles de Ceniza para instar a acercarse a los necesitados

21 feb 2023 . Actualizado a las 19:45 h.

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, hace un llamamiento a los fieles para que abran su corazón al prójimo en esta Cuaresma y se desprendan de las ataduras mundanas alejándose del ruido que impone la sociedad actual para ver y escuchar con más claridad a quienes necesitan ayuda. «Os recomiendo, encarecidamente, que en nuestros hogares, a veces tan ruidosos a causa de la presencia omnipresente de la televisión y de los otros elementos de la telemática, reservemos para nosotros un pequeño lugar en donde, creando una atmósfera apropiada de silencio, aparcando el móvil, apagando el ordenador, y en ese clima, mediante la lectura de las Escrituras, sobre todo del Evangelio, nos pongamos a la escucha orante del querer de Dios», conmina en una carta dirigida a los creyentes ourensanos. El titular de la diócesis, que hoy presidirá la ceremonia del Miércoles de Ceniza en la catedral de Ourense a las 19.00 horas, recuerda que ese sacrificio de la privación tiene hoy en día implicaciones que van más allá de la tradición de abstenerse de comer carne, por ejemplo. «Descubrimos el sentido más profundo del ayuno, de la abstinencia y de la limosna que nos aconseja la Iglesia durante la Cuaresma. Prescindir del móvil que puede ser ya una esclavitud, apagar la música que nos impide escuchar a Dios y al hermano, dejar de lado la televisión que en muchas ocasiones embota el alma y cansa la mente», relata el titular de la diócesis como ejemplos de abstinencia y de renuncias más actuales y que, posiblemente, cuesten más y supongan mayor sacrificio que privarse de ninguna comida. «Si nos ponemos a la escucha del querer de Dios, nos daremos cuenta de que nuestro espíritu adquiere, poco a poco, una mayor capacidad de apertura a los otros y a sus necesidades. Ahí surge otro sentido, quizás más auténtico, de la ascesis cuaresmal que es la pobreza» dice en su carta Leonardo Lemos que anima a despegarse de lo material. «Necesitamos ir ligeros de equipaje; en nuestra mochila solo debemos llevar lo imprescindible. Durante este camino cuaresmal, se nos recuerda la praxis cristiana de la limosna y, bajo esta perspectiva, se nos invita a vivir mejor la virtud evangélica de la pobreza cristiana», asegura en su carta a los fieles. «La pobreza nos hace disponibles para apuntarnos al voluntariado en Cáritas o en otros servicios de la Iglesia, en las parroquias, seminarios, diócesis, tantas veces con dificultades a la hora de poder responder a las solicitudes y reclamaciones que llegan hasta nosotros. La pobreza nos abre al querer de Dios porque, cuando vivimos un auténtico desprendimiento, Dios nos llena con sus gracias y nos hace fecundos apostólicamente», añade.

El obispo ourensano envía también un mensaje para seguir el camino sinodal también durante este tiempo de Cuaresma siguiendo las indicaciones del papa Francisco, en un proceso similar a la subida a un monte: «Con las dificultades físicas, psíquicas y espirituales que esto supone», apunta Leonardo Lemos. «Sabemos, por experiencia propia, que toda subida entraña sus dificultades. También podemos decir que todo proceso sinodal es siempre un camino difícil, escarpado, con muchos accidentes, y es muy fácil que podamos caer en el desaliento y sucumbir a la tentación de tirar la toalla, y mirar atrás o seguir instalados en nuestras ocupaciones cotidianas y rutinarias, en las inercias pastorales, porque siempre se hicieron así», dice antes de recordar que ese camino siempre debe estar abierto a la novedad. Invita a los religiosos a dejarse fascinar por esa búsqueda de nuevos caminos pastorales «evitando caer en las prácticas de siempre, que nos encierran en nosotros mismos y nos clausuran en las fronteras del propio yo, cayendo en el desaliento, la crítica, el fracaso, el resentimiento y, lo que es peor, la infecundidad apostólica».

El obispo de Ourense recuerda a todos los creyentes que es la Pascua, ese momento que significa un nuevo comienzo, la que da sentido a la Cuaresma. Invitar a los fieles a vivir cada uno de los cuarenta días que quedan hasta esa celebración como si fuesen únicos. «En cada momento estamos comenzando a ser discípulos de Jesucristo, porque ser cristiano es un estilo de vida en el que cada día estamos recomenzando, pero desde la perspectiva de la fe, la vida cristiana jamás es acumulativa, como si fuese una cuenta corriente bancaria, sino que tiene progresos, pero también regresos y estancamientos, tropiezos y caídas», dice en esa carta abierta a los creyentes. «No podemos perder de vista que, si luchamos por ser fieles al querer de Dios, el que asciende no cesa nunca de ir de comienzo en comienzo, mediante esas pequeñas afirmaciones de nuestra inteligencia y de la voluntad, de tal modo que esos comienzos no tienen fin», concluye.