Ourense es la provincia gallega que más litros de vino vende en el exterior, aunque en valor de lo exportado cae al segundo puesto. La vecina Pontevedra factura más y vende el litro de sus caldos más caro. No es mala posición, pero también apunta que hay margen de mejora en la cuestión de marca y denominaciones de origen. Con tantos vinos y viñedos por todas partes parece difícil hacerse distinguir. Y el Albariño quizás lleva unos años de ventaja que les han hecho poder ganarse una cuota de mercado y obtener un precio medio mayor. En medio de tanto páramo agrícola en nuestra reverdecida provincia, el vino parece ser el único sector que crece y que, además, no ceja en su avance territorial. Es loable que los viticultores mantengan su actividad y generen producción y empleo en las zonas en las que están asentadas las bodegas. Y a la vista está que, en la mayoría de los casos, es buen negocio, según estos datos globales sobre las exportaciones de vino. Lo que echo de menos es que esa producción no se extienda a otros sectores. Hay ejemplos de lo contrario, bien es cierto. Como este joven productor de Verea que se gana bien la vida con una granja de pollos. Y más que harían falta para recuperar vida y actividad económica en un sector primario que tiene que ser competitivo pero que es básico. El conselleiro de Medio Rural se fue de viaje a Bretaña, región francesa que es la segunda productora de leche de Europa. Una zona similar a Galicia, pero nuestro territorio, pese a su potencial, solo está en el noveno puesto. Además de vino, nos haría falta más leche y diversidad de cultivos.