Última hora:
La gallega Jéssica Bouzas gana a Paula Badosa y avanza en el Másters de Madrid

Marcos González, voluntario de Protección Civil: «Para min é unha satisfacción poder botarlle unha man a un veciño»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Los galardonados, junto con responsables de la delegación territorial de la Xunta y los alcaldes de Esgos y Celanova
Los galardonados, junto con responsables de la delegación territorial de la Xunta y los alcaldes de Esgos y Celanova MIGUEL VILLAR

La Xunta reconoce la dedicación de los voluntarios que llevan en las agrupaciones ourensanas más de 25 años

11 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Están a las duras y a las maduras. Se les ve organizando la entrada de vehículos y personas a una romería, ayudando en la seguridad de una cabalgata, un evento deportivo o una fiesta, pero también cuando se trata de preservar la seguridad de los vecinos frente a una situación de riesgo, avisando a la población o ayudando a evacuarla. Responden si les toca levantarse de la mesa a medio comer, o de la cama a horas intempestivas de la madrugada, para salir a ayudar en situaciones de emergencia hacia un lugar en el que saben que no se van a encontrar nada agradable. Pero cuando se les pregunta por qué deciden dedicar horas de su tiempo a Protección Civil, ellos le restan épica a esa disponibilidad voluntaria. Nada de palabras grandilocuentes. «Para min é unha satisfacción poder botarlle unha man aos veciños. Ao fin somos todos coñecidos e gústanos axudarnos uns aos outros», resume Marcos González de la agrupación de Protección Civil de Vilariño de Conso.

En la provincia hay más de tres mil personas nutriendo las 72 agrupaciones municipales y las dos mancomunadas —en Terras de Celanova y O Ribeiro— que dan servicio a prácticamente todo el territorio. Muchos, como Marcos, llevan ya unos cuantos años vinculados a estos grupos. Precisamente él fue uno de los que recibió ayer el diploma y la medalla que reconoce a quienes superan los veinticinco años de trayectoria en un acto que se celebró en la delegación de la Xunta en Ourense. También recibieron ese homenaje sus compañeros Amable Vega y Francisco García, que llevan 35 años; Ernesto Ledo, que entró en la de O Carballiño en 1991; Manuel Pozo, de la de Celanova y Juan Carlos Rico, Gerardo Soto y Antonio Gómez de la agrupación de Esgos. Aunque estos últimos no pudieron acudir y fue el alcalde, Mario Rodríguez, el que se encargó de recoger sus diplomas y medallas.

El delegado de la Xunta, Gabriel Alén, aprovechó su intervención para recordar con ejemplos recientes lo que implica el trabajo de estas personas. «A vaga de incendios do pasado verán, no que houbo máis de 150 operativos das agrupacións de voluntarios de Protección Civil para desaloxar e atender a eses veciños, ou as inundacións polas choivas das últimas semanas, que a moitos vos impediu incluso poder desfrutar tranquilamente do primeiro día do ano na vosa casa, son boa mostra do traballo altruísta e desinteresado que facedes», destacó. «Quero agradecervos persoalmente esa presenza, esa traxectoria e esa dedicación á cidadanía», añadió.

Sus palabras fueron recibidas con aplausos por los premiados y también por otros representantes de los grupos que acudieron a apoyar a sus compañeros en la cita. Entre ellos estaba un veterano de 76 años, Adolfo Otero, que fue uno de los miembros fundadores de la agrupación carballiñesa en 1983. Él recordaba cómo en los primeros años utilizaban sus vehículos particulares para desplazarse. «Solo disponíamos, para algunos actos, de un panda amarillo con dos pirulos arriba que nos dejaban», recuerda. También que entre los vecinos los llamaban en broma «los butaneros» por el color del uniforme.

Lo cierto es que a todos les sobran anécdotas. Algunas son ejemplo de los esfuerzos físicos que en ocasiones requiere su labor, otras sirven para echarse unas risas. Los de Vilariño de Conso comparten el caso de un enfermero que tuvieron que llevar a auxiliar a una persona en un día con una gran nevada que hacía imposible acceder a la ambulancia hasta el punto donde estaba el lesionado. «O sanitario non sabía andar pola neve, poñía os dous pés xuntos así que se nos quedaba cravado e caía coma cae unha árbore cando a cortas», recordaban. Detrás de esa historia, y de muchas otras que estos ourensanos pueden contar, está una de las claves de por qué su participación en la protección ciudadana es tan valiosa: son vecinos de las mismas zonas en las que prestan servicio y por tanto conocen y se desenvuelven en el terreno como nadie. Algo que muchas veces sirve, y mucho, para otros servicios de emergencia que se desplazan a prestar auxilio. La otra clave está en la familia de estos voluntarios, que asume los sacrificios que supone. «Na casa xa saben que si tes que marchar ás tres da mañá co traxe laranxa é para algo importante», asegura Marcos. «Por sorte a nosa é unha zona na que non hai moito movemento, pero isto é andar co teléfono na man diario porque estamos dispoñibles 24 horas, 365 días ao ano», añade este miembro de la agrupación de Vilariño.