Cómo confeccionar una manta americana (titulada en España, Donde reside el amor...) es una película de 1995 protagonizada por Winona Ryder, una historia familiar de mujeres que se reúnen en torno a una gran mesa para cortar, encajar y coser los retazos de una manta de patchwork que en realidad es la estructura de la película y de las vidas de sus protagonistas. Es de los pocos ejemplos en los que una labor se convierte en el armazón de una historia y de las primeras veces que en una cinta dirigida al gran público se concede la relevancia precisa a esos trabajos que las mujeres han ido tejiendo, cosiendo, bordando, ganchillando a lo largo de la historia y del mundo, una maravillosa actividad transversal considerada hasta hace poco un subproducto sin importancia, sin relevancia artística ni mensaje, porque competía a las mujeres en su ámbito doméstico y a nadie interesaba demasiado más que a nosotras.
Hace años que este error empezó a ser enmendado y hoy los bordados y los hilos no solo son una reivindicación feminista y una actividad en auge, sino también una poderosa herramienta artística a la que recurren creadoras como la gallega Sara Coleman, con referentes más lejanos como el de la pionera alemana Eva Hesse.
Desde Ourense llega estos días la propuesta de Cachito. Presenta el viernes en El Cercano su Tirar de la manta, con mantas abastecidas por sus mujeres amigas, mantas que permanecían abandonadas en altillos y trasteros, que habían abrigado, cubierto, protegido, mantas útiles con mil historias ocultas entre las lanas, cotidianas, modestas y bellas y que fueron encomendadas a Cachito para que les concediera una vida nueva y un homenaje, en lo que es una red de alianzas y afectos que emociona tanto. Lo dice ella: «Soy refugio de tu invierno, abrigo que arropa ausencias, hilos que tejen sueños».