Vecinos de Covadonga acosados por los jabalíes: «Aquí cualquier día va a haber una desgracia»

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Son en torno a dieciséis jabalíes, entre adultos y crías y tienen atemorizados a los vecinos del barrio de Covadonga en la capital ourensana. «La gente intenta no salir a pie en cuanto empieza a oscurecer, incluso los que salen con sus animales de compañía tienen miedo porque son animales imprevisibles y ahora que tienen crías más», explica Jesús Couceiro. Él es uno de los vocales de la asociación vecinal en la que que llevan semanas intentando que alguien les aporte una solución llamando a la puerta de varias administraciones. «Hasta ahora no hemos conseguido nada. Todos dicen que no es su responsabilidad, pero aquí cualquier día va a haber una desgracia», asegura. Los vecinos aún tienen fresco el incidente de hace un par de semanas. Los animales se adentraron en el barrio cuando todavía había niños jugando en un parque infantil. «Tuvieron que salir corriendo para esconderse», dicen. Según explican hay dos manadas que sospechan que han hecho camada en dos fincas de grandes dimensiones que tienen en la zona y que no están cerradas. Creen que es por esos puntos por donde acceden a la zona residencial. «En cada uno de los grupos, además de los ejemplares adultos, hay seis o siete jabatos», apunta Jesús Couceiro que explica que el paso de los animales tiene destrozadas las zonas verdes del barrio.

«Vinieron los de Parques y Jardines y nos dicen que no van a ponerse a arreglar algo que al día siguiente vuelve a estar destrozado», explica. También llamaron a la Policía Local. «Les ponen un poco de ruido y se marchan, pero no se amedrentan porque al día siguiente vuelven a estar aquí. Hasta hablamos con el Seprona de la Guardia Civil, pero al ser zona urbana tampoco pueden actuar», cuenta. También han pedido una reunión al Concello, de la que están pendientes de recibir contestación, y han hablado con el delegado de la Xunta. Pero los días pasan y la realidad es que cada vez hay más miedo entre los residentes en esta zona de la ciudad a salir de casa en cuanto empieza a oscurecer. «Llevamos dos meses así, sin que nadie nos de una solución. Esto es una zona urbana, no podemos organizar una batida. Dicen que no saben quienes son los propietarios de las fincas, pero tendrán que buscarlos o tomar alguna medida. Alguien tendrá que darnos una solución», argumentan desde la asociación vecinal en la que advierten que los animales se muestran cada vez más confiados y atrevidos en sus incursiones por el barrio.  

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