«O cáncer brutal que ten a sanidade pública é a causa da endogamia»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Vázquez-Martul, frente al centro Ángel Valente donde presentó una exposición de sus pinturas
Vázquez-Martul, frente al centro Ángel Valente donde presentó una exposición de sus pinturas Santi M. Amil

Eduardo Vázquez Martul desarrolló su carrera profesional en el CHUAC, donde fue jefe de servicio hasta 2013

13 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Eduardo Vázquez Martul (Ourense, 1948) la vida profesional le llevó lejos de las fronteras ourensanas. Eso no impide que vuelva al menos una vez al año. Este otoño lo hizo con más frecuencia, porque presentó una exposición pictórica en el centro Ángel Valente. Este médico ourensano hizo carrera profesional en el hospital Juan Canalejo de A Coruña, ahora CHUAC, donde fue jefe de servicio desde el año 1990 hasta su jubilación en el servicio Anatomía Patológica. También tuvo la oportunidad de formarse y adquirir conocimientos en centros tan reputados como el Monte Sinaí de Nueva York o en el hospital infantil Necker de París. Sin embargo, el regreso a Ourense le supone encontrarse con su infancia. Con el ruido de las campanas que escuchaba de niño al despertarse en la vivienda familiar situada en Lamas Carvajal, al lado de la iglesia Santa Eufemia. También de sus recreos en la Alameda, cuando el colegio Maristas todavía se encontraba en la actual avenida de Pontevedra. «Para min Ourense significa moito, e iso que vivín unha época dura. Eran os anos 50 e 60, cando empezou unha transición cara a modernidade», señala.

Guarda un grato cariño, antes de dejar Ourense para estudiar Medicina en la Universidad de Santiago, de las tardes de domingo con sus amigos en el centro de la ciudad. «Cando tiñamos 14 ou 15 anos pasabamos os domingos subindo e baixando no ascensor da Torre», recuerda con una sonrisa. Su cariño a Ourense y su provincia, de la que destaca su patrimonio, le hace ser optimista de cara al futuro: «É unha cidade que creo que empeza a espertar polo tirón do tren. Foi sempre inxustamente esquecida, pese a ter grandes tesouros».

Su carrera profesional en A Coruña comenzó en el año 1977, cuando sacó la plaza de médico adjunto. En 1990, logró en el último concurso nacional su puesto de jefe de servicio. «A partir de aí xa foi todo dedocracia. Para min o cáncer brutal da sanidade pública en España é a causa da endogamia. Antes viñan médicos de Barcelona, outros de Madrid ou Sevilla. Iso creaba un ambiente tremendamente positivo. Agora vólvese a aquela época do pai, o fillo e o neto. A endogamia en calquera empresa é fatal, por iso sempre intentei saír fora. Faite autocrítico, porque te comparas con outros mellores», explica el médico ourensano.

Vázquez Martul se vio obligado a jubilarse en el año 2013. Fue un momento crítico en su trayectoria. Consideraba que era una forma de tirar por la borda todos sus conocimientos adquiridos y su tremenda especialización en las enfermedades del riñón. «Iso foi un ERE. Botáronse a todos os xefes de servizo daquela xeración, que era a última que sacara a praza en propiedade», recuerda. Ante esa tesitura, el nefropatólogo gallego optó por continuar con su faceta más docente en el Hospital Clínico de Barcelona. Participó en cursos, en calidad de coordinador de enfermedades renales de la Sociedad de Nefrología. Lo hizo hasta justo antes de la pandemia. En ese momento decidió cortar el cordón umbilical que lo unió a la sanidad. «Adiqueime corenta anos en exclusiva á sanidade pública, porque eu nunca tiven consulta privada. Por que non me gustaban os cartos? Claro que me gustaban, pero si queres ser bo médico ou bo mestre e queres ter coñecemento o día tan só ten 24 horas. Non pode ser que traballes de oito a tres nunha empresa e despois a partir das cinco noutra. Para min é un problema ético. Non pode ser esa convivencia de atenderte pola mañá no hospital e vir á tarde a privada porque así opérote antes», señaló.

De su época sanitaria, Vázquez Martul recuerda con especial cariño la creación del sistema de residencia: «Todo o movemento mir foi a gran revolución que houbo en España. De pasar do hospital de beneficencia coa monxa que dispensaba os medicamentos a un sistema libre onde non había endogamia e ti concursabas».

La pintura impresionista como una válvula de escape

Cuando se vio obligado a jubilarse, Eduardo Vázquez Martul encontró en la pintura una válvula de escape. «Pintaba xa antes, pero cheguei a ela sobre todo despois de que me xubilaran. A literatura e a medicina sempre estiveron moi unidas, ata na época de Rubens con ese cadro fantástico que é unha autopsia. Era un baleiro moi grande, a parte de seguir lendo moita medicina, escápome deste mundo a veces crítico e escápome pintando», señaló el médico ourensano.

Vázquez Martul se inició en la pintura en el puntillismo para luego entregarse al impresionismo. Recibe clase en un taller de A Coruña de la mano del pintor Laureano Vidal. «Vou un día á semana. Fago o que quero e el dame uns grandes consellos», resume. Ahí se empezó a gestar una exposición que vio la luz finalmente en la ciudad de Ourense este otoño. «Tiña tantos cadros que os meus amigos de Ourense animáronme a facer a exposición», explica. La muestra pudo visitarse en el centro cultural Ángel Valente y el autor donó una de sus obras Ourense, Praza Maior, un óleo realizado con la técnica del puntillismo. El gobierno local ya inició los trámites de aceptación y catalogación de la obra de Vázquez Martul.