El roble enano germina «intra situ» en un invernadero de Ourense

La Voz

OURENSE CIUDAD

Antonio Estévez, del Centro para la reproducción de especies amenazadas (CREA) Félix Rodríguez de la Fuente, muestra una de las bellotas del  Querqus Lusitanica
Antonio Estévez, del Centro para la reproducción de especies amenazadas (CREA) Félix Rodríguez de la Fuente, muestra una de las bellotas del Querqus Lusitanica MIGUEL VILLAR

El Centro de recuperación de especies amenazadas Félix Rodríguez de la Fuente tiene en marcha un proyecto de recuperación de esta especie

16 oct 2022 . Actualizado a las 21:45 h.

El Centro para la Reproducción de Especies Amenazadas (CREA) Félix Rodríguez de la Fuente de Ourense está a punto de cumplir 30 años. De la mano del ingeniero forestal Antonio Estévez, propietario de la finca, varias especies vegetales y animales (anfibios y reptiles) en vías de extinción sobreviven. En el año 2014, la Fundación Banco Santander se fijó en su trabajo encargándole un proyecto de conservación del patrimonio vegetal ibérico amenazado. Estévez se decantó por el helecho acuático Marsilea quadrifolia y el roble enano Quequs lusitanica. Creó un equipo junto a los profesores universitarios Elvira Sahuquillo, Manuel Pimentel y Emilio Carral. En el 2016 visitaron el monte Pindo, en Carnota. Los incendios que en el 2013 lo arrasaron se llevaron por delante una de sus especies emblemáticas, el roble enano. Un árbol en peligro de extinción que solo se encuentra en esta localidad gallega y en Cádiz, concretamente en Los Barrios. Allí, no sin dificultad, encontraron bellotas que trasladaron al CREA para intentar que germinasen, dando lugar a más semillas. Es lo que se conoce como actuación «intra situ», cuando se actúa en un lugar intermedio entre la zona donde nacen los árboles y el laboratorio. En otro espacio natural.   

De forma paralela, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) puso en marcha un proyecto para desarrollar un protocolo de conservación in vitro de este tipo de ejemplares, en un laboratorio. En el 2017 consiguieron. Emplearon las ramas de los robles enanos que sobrevivieron al fuego del año 2013 a través de las que crearon  microplantas que podían ser transferidas a un invernadero y de ahí al campo con porcentajes de supervivencia superiores al 70 %, explicaron en su día.

Antonio Estévez ha conseguido ir mas allá, cinco años después de iniciar el proyecto de la mano de la Fundación Banco Santander. Del ejemplar que creció en su invernadero han brotado bellotas, semillas que demuestran que es posible el crecimiento de esta especie a 150 kilómetros de su lugar de origen. Para la conservación del roble enano se construyó un invernadero, en el que se aportó al suelo, como sustrato, tierra de la misma tipología que la que existe en la población original de Quercus lusitanica en Galicia. Además, se construyó un cerramiento en donde prosperan varios especímenes nacidos en el citado invernadero, gracias a la aplicación de una técnica estructural exclusiva descubierta en el transcurso del proyecto, explica Estévez. «La idea es quedarme con algunas bellotas pero mi función es diversificarlas para que las planten en otros sitios. La tasa de germinación es muy baja», añade.