Estos días Ourense saca pecho «termal». Mientras expertos de varios países se dan cita para un congreso, en el recinto ferial de Expourense todo está preparado para el certamen de «turismo termal, salud y bienestar». Se hablará estos días mucho de este asunto, se presumirá de las bondades de las aguas ourensanas y se pondrán sobre la mesa, entiendo, propuestas para potenciar el sector. Veremos qué sale de eso y si, con el tiempo, alguna de esas ideas o proyectos sale adelante, pero de momento nos desayunamos con la última propuesta del gobierno de Ourense para la zona de A Chavasqueira, un lugar emblemático para el termalismo de la ciudad.
Desde la casa grande de la praza Maior han anunciado que van a dar luz verde en los próximos días a la construcción de un tanatorio, están leyendo bien, a pocos metros de donde los bañistas van a remojarse desde tiempo inmemoriales. Es verdad que allí, también desde hace muchos años, hay un cementerio, pero lo que se valida ahora desde el consistorio no es mejorar las instalaciones de recreo, como cabría esperar, sino darle impulso a los servicios mortuorios.
Me cuesta entender cómo encaja esa idea dentro de la etiqueta de capital termal que nos hemos auto colgado desde hace unos años. Si la prioridad es potenciar los recursos hídricos para atraer más turistas y hacer del asunto un motor económico, no entiendo como sigue sin reconstruirse el balneario que se quemó hace tres años mientras se da luz verde a un asunto tan controvertido. ¿Acaso no hay ningún otro sitio para ubicarlo? Menudo proyecto de ciudad que tenemos.