Alertan del uso del casco histórico como «atajo» para cruzar la ciudad

Andrea Otero, M. A. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Coches aparcados en el casco histórico de la ciudad.
Coches aparcados en el casco histórico de la ciudad. Paula P. Ferreira

Vecinos de la zona monumental piden más presencia policial para reducir el tráfico

31 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El tráfico que soportan las históricas calles de la zona monumental de Ourense continúa siendo un quebradero de cabeza para los vecinos. Así lo denuncia la asociación Casco Vello de Ourense. Un mayor control en la zona y la limpieza son, de hecho, sus principales reivindicaciones al gobierno municipal.

El colectivo considera que la circulación se ha incrementado desde que en febrero del 2020 el sistema de bolardos fuera suprimido del casco viejo en una de las medidas estrella del alcalde Gonzalo Pérez Jácome. Desde entonces, los coches no se encuentran con ninguna barrera física para su entrada a cualquier hora del día en el casco viejo. Esta situación ha desembocado, aseguran desde la asociación vecinal, en un incremento del riesgo de accidentes y atropellos de peatones al no existir aceras. «É perigoso e algunhas veciñas xa levaron algún susto polos coches», indica Graciela Rojo, presidenta de la asociación vecinal Casco Vello.

Otra de las consecuencias que denuncian tiene que ver con el aumento del ruido y de los niveles de contaminación. Además, afirman que la circulación de los vehículos está deteriorando el firme de las calles. Ante esta situación, la asociación acaba de presentar un escrito en el Registro del Concello de Ourense en el que solicitan un mayor control en la circulación de vehículos y más presencia policial. También incluyen en el texto una petición para que se estipule un horario fijo de carga y descarga. «Entran e saen camións e furgonetas todo o día», cuenta Rojo. Además, mostraron su interés por reunirse personalmente con el concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana, Telmo Ucha, para exponer sus demandas. También buscan recibir información sobre el punto en el que se encuentra la instalación de las cámaras que «nunca chegan», recalca Graciela Rojo que se muestra molesta por la «pasividade das autoridades locais».

Uno de los motivos del incremento del tráfico en la zona vieja es que sus calles se utilizan como atajo para cruzar la ciudad. «Correuse a voz de que non sancionan por circular libremente pola zona», cuenta Graciela. Un ejemplo es la calle Julio Prieto Nespereira que, según la asociación, se emplea para reducir el trayecto entre el Xardín do Posío y Cabeza de Manzaneda. Además, desde la asociación denuncian que las plazas se utilizan como aparcamientos públicos como es el caso de la del Trigo, la de Manuel Sueiro, la de la Ferrería, la del Correxidor o los alrededores de la catedral.

Para los vecinos y comerciantes del casco viejo la situación está llegando a su límite. «Algúns coches incluso van en dirección prohibida ou superando os límites de velocidade, o que é un gran perigo», afirma. Esto se debe a que algunas zonas no están debidamente señalizadas, por lo que aumenta la inseguridad vecinal. «Na zona vella tamén hai veciños, negocios e vida e queremos poder vivila tranquilamente», cuenta Graciela Rojo. Por estos motivos, solicitan que se aplique correctamente la normativa municipal.

A los vecinos del casco viejo no solo les preocupa el tráfico. Otro de los temas en los que se centra la asociación vecinal es la limpieza de la zona histórica ante la gran cantidad de edificios y solares abandonados, que se encuentran llenos de maleza y pintadas. Por este motivo, hace unos meses los vecinos denunciaron una invasión de ratas en su barrio. «Os que vivimos aquí notamos os desperfectos diariamente e só buscamos un mínimo de atención», indica Graciela Rojo. Además, desde la asociación indican que en verano tienen que convivir con los malos olores que desprenden los sumideros.

El Concello prevé destinar 250.000 euros a instalar cámaras de vigilancia

Cuando Gonzalo Pérez Jácome ordenó bajar los bolardos que regulaban el acceso de vehículos al casco viejo —en un acto que tuvo lugar en el cruce de Concordia y Santo Domingo en febrero del año 2020— el alcalde de Ourense dijo que ese sistema sería sustituido primero con más presencia policial y, más tarde, con unas cámaras de videovigilancia. Esos dispositivos servirían para leer las matrículas de los coches que entrasen en la zona histórica para comprobar si están autorizados o no para ello y para tramitar las correspondientes sanciones contra los infractores.

Aunque ya han pasado más de dos años desde entonces, es ahora cuando el Concello de Ourense dispone de manera efectiva de los fondos necesarios para poner en marcha ese proyecto. El pasado mes de julio se realizaron los trámites contables necesarios para habilitar para este ejercicio la partida correspondiente, que se eleva a 265.144,22 euros (el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana aportará 47.787,96 euros). El concejal de Seguridad Ciudadana, Telmo Ucha, explicó recientemente que la puesta en marcha de este proyecto es «inminente» y que el gobierno municipal incluso se plantea ampliarlo a otros espacios de la ciudad, como los aparcamientos de la zona termal o la zona industrial de As Coiñás.