Ilusionados

Fina Ulloa
Fina Ulloa RECANTO

OURENSE CIUDAD

01 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mayo se despide con la llegada de medio centenar de jóvenes al sistema público sanitario de Ourense. Llegan con la ilusión de convertirse en los próximo años en los especialistas que nos cuidarán en los centros de salud o en los hospitales. Daba gusto verles y más gusto aún charlar con ellos. Todos rebosan vocación y ganas de aportar lo mejor de sí. Y eso reconforta. Especialmente a los que peinamos cada vez más canas, avanzamos en la numeración de las gafas de presbicia mientras seguimos aplazando el paso definitivo hacia las progresivas por mucho que ya no veamos de lejos a tres en un burro, y descubrimos cada día una contractura nueva. Reconforta sí, porque al llegar a ese momento en que ya acompañamos cada vez con más frecuencia a las consultas a padres y madres achacosos, nos hacemos dolorosamente conscientes de lo que nos espera. Es imposible no preguntarse cuándo o por qué algunos —digo algunos— de estos profesionales, que a buen seguro iniciaron su etapa profesional con esa misma vocación y esas mismas ganas, perdieron la ilusión y la paciencia. No puede ser culpa de los enfermos, pues ellos saben que la profesión elegida no les va a llevar a escuchar muchas risas. Para pocas bromas suele estar quien tiene un padecimiento. Y quienes más padecen, por lo general, son mayores; esos seres que quizá no son sordos pero casi siempre son poco ágiles en las explicaciones. Así que otra cosa es la que falla y está en el sistema. Maestros tiene la madre Iglesia, que se decía antaño —ya advertí que me hago mayor— para descubrirlo y evitar perder por el camino la ilusión de ninguno de los que ahora llegan.